La mente de Victoria se encontraba en una nebulosa oscura, como si estuviera atrapada en un sueño del que no podía despertar.
La sensación de pesadez la envolvía, y cada intento de moverse se encontraba con una resistencia indescifrable.
La descompensación de sangre había dejado estragos en su cuerpo, y ahora su conciencia flotaba en un estado entre la vigilia y el sueño.
Fragmentos de recuerdos y pensamientos se entrelazaban en su mente, pero todo era borroso y distorsionado.
Recordaba la orden de Oliver de extraer su sangre para salvar a Zoé, el dolor agudo de la aguja, y luego, una oscuridad implacable.
No podía discernir cuánto tiempo había pasado ni la gravedad de su situación.
En la realidad, el equipo médico continuaba monitoreándola con atención, esforzándose por estabilizar su cuerpo debilitado.
Cada parpadeo de las luces y cada pitido de la maquinaria eran señales de la lucha por su vida.
Oliver, después de su breve interacción con Zoé, regresó la mirada a Victoria. Ya no te