Victoria mantenía en sus brazos a su pequeño hijo mientras miraba el horizonte en la alcoba de su habitación. Su mente divagaba en todo lo que estaba pasando a su alrededor, en como las cosas eran aun más complicadas.
¿Por qué sí amaba a César, ella no podía sentir ese sentimiento?
Sin embargo, cuando estaba con Oliver, se sentía muy diferente… algo en ella hacía querer explorar más en lo que sentía por él. Realmente no lo entendía.
Se sentía tan frustrada.
—Mami, ¿estás bien? —preguntó Ethan, mirándola con ojos inocentes y preocupados.
Victoria sonrió débilmente, acariciando el cabello de su hijo.
—Estoy bien, cariño. Solo estoy pensando —respondió, aunque la verdad era que se sentía perdida.
El horizonte parecía ofrecer una promesa de respuestas, pero sabía que las respuestas debían venir de su interior, de lo que ella realmente sentía y recordaba. Las palabras de Oliver resonaban en su mente: "Te enamoraste de César desde ese momento." Pero si eso era cierto, ¿por qué no podía sent