César, quien había escuchado el disparo desde dentro de la casa, salió corriendo y vio a su hermano en el suelo. Corrió hacia él, ayudándolo a levantarse.
—Oliver, ¿estás bien? —preguntó César, con preocupación en su voz.
César miró hacia la salida de la cochera, un auto se alejaba a toda velocidad.
—Es... es nuestro padre, César. Leonardo ha estado detrás de todo esto —dijo Oliver, con la voz quebrada.
César quedó atónito, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Sin embargo, no había tiempo para quedarse en shock.
—Vamos, tenemos que detenerlo —dijo César, ayudando a Oliver a ponerse de pie y corriendo hacia la parte trasera de la propiedad.
Los agentes de policía también se desplegaron, rodeando la casa y dirigiéndose hacia la dirección en la que Leonardo había huido. Mientras tanto, Victoria, aún conmocionada pero segura con los agentes, miraba la escena con una mezcla de miedo y incertidumbre.
Una patrulla condujo detrás del auto que estaba huyendo. César aunque quería ir