Travis llegó al tribunal, no solo, sino de la mano de Leslie.
La combinación de su presencia arrogante y la sonrisa calculadora de ella era suficiente para hacer que Sídney sintiera un escalofrío de asco recorriendo su espalda.
Cada paso que daban hacia la entrada del juzgado parecía retumbar en su pecho como un recordatorio de todo lo que habían significado para ella, y todo lo que había tenido que soportar.
Tuvo que contenerse con fuerza para no volverse y lanzarles un insulto que dejara en claro su desprecio.
Respiró hondo, intentando calmar la rabia y la repulsión que burbujeaban en su interior.
Pronto llegó el juez, un hombre de mirada severa y gesto implacable, y la sesión comenzó con la formalidad rígida que siempre parecía intensificar la tensión en la sala.
El abogado de Travis se levantó con una sonrisa fría, y comenzó a exponer el caso.
Su voz era firme, cargada de acusaciones que buscaban erosionar la reputación de Sídney, poner en duda su capacidad como madre, cuestionar c