—Colgó. Voy a bajar y paso a ver si él está bien —dijo Julieta.
Ella pensó: “Samuel debe estar enojado conmigo. De lo contrario, ¿por qué no contestaría el teléfono? ¿Cómo le voy a explicar esto? Si le digo que todo fue obra de Dalila, no lo creerá."
—Aguarda. Yo lo llamaré —dijo Leandro.
Leandro la detuvo, llamó al número de Samuel y ordenó:
—Samuel, te doy tres segundos para que bajes.
Pronto, Samuel bajó, abrió la puerta del coche y se sentó en el asiento trasero.
Julieta se quedó atónita, parecía que su suposición era correcta.
Se dio la vuelta y le dijo cuidadosamente a Samuel:
—Samuel, las cosas no son como parece, te lo explicaré, ¿de acuerdo?
Samuel la miró y dijo:
—Las clases aún no han terminado.
—¿Oh? ¿Saliste temprano de clase? Entonces la profesora...
—La profesora Vidal lo sabe, está bien.
—Ah, eso es bueno. —Julieta suspiró aliviada y continuó preguntando—: ¿Cómo te fue en la escuela hoy?
Samuel se puso los auriculares y giró la cabeza sin responder.
Esto fue claramente