Capítulo 3: Reencuentro Explosivo

Barak miró a la mujer frente a él con aparente serenidad. Su corazón se alteró como llevaba años sin hacerlo, su garganta se cerró y su estómago dio un vuelco, tantas sensaciones nuevas para él lo llevó a descomponer el gesto y ponerlo brutalmente serio, intimidante y peligroso.

Incluso su polla se estremeció al verla tan sexy y asustada. Sigue igual, sus enormes ojos grises llenos de luz a pesar del terror en ellos, su precioso rostro angelical impecable, sus tetâs más grandes de lo que las recuerda y ni hablar de esas caderas que hacen juego con su enorme culø.

Verla vestida con ese traje verde ceñido al cuerpo mostrando esas peligrosas curvas que lo enloquecen como la primera vez lo hizo soltar un gruñido que paralizó el corazón alterado de Lianett.

―Fuera, todos. ―Lianett vibró por esa voz gruesa y profunda.

Instintivamente, retrocedió al verlo ponerse en pie, cada rincón de su cuerpo tiembla bajo la mirada gélida del hombre que parece desearla cuál cazador a su presa. Es el mismo, no ha cambiado en nada y quizás por eso su cuerpo reaccione a él, pero le desagrada sentir más que miedo.

―Le asignaremos a otra persona. ―Se apresuró a salir con los demás, pero el fuerte agarre en su brazo no solo la detuvo en seco, tiró de ella con tanta fuerza que gimió al chocar con el fuerte cuerpo de su exesposo.

―¿Quieres hacer esto, muñequita? ―Susurró a su oído con un tono tan bajo de voz que Lianett sufrió una descarga por todo su cuerpo. ―Prometo que esta vez seré yo el vencedor.

―Por favor...

―Calla. ―Gruñó sentándola sobre la mesa y colocándose entre sus piernas. ―No me tientes, muñequita... fueron seis años. ―La miró a los ojos y para Lianett eso solo significó peligro. ―¿Es en este pueblucho de mierdã en el que te has ocultado todo este tiempo? ―El toque a su vientre plano la petrificó.

¿Por qué le toca el vientre? ¿Por qué la mira de esa manera que no puede interpretar? ¿Por qué siquiera él está ahí entre sus piernas detallándola como en busca de algo?

―No tienes derecho. ―Quiso sonar firme, pero tenerlo ahí no solo la pone nerviosa, sino que le quita todo control de su propio cuerpo. ―Estamos divorciados... ¡Aaahhh! ―Gimió por la caricia a su sexø. ―¡No lo vuelva a hacer! ―Trató de empujarlo, pero Barak quien estaba muerto de los celos y la furia no se separó ni un solo centímetro.

―Implórale al mismísimo diablo que no tengas olor a un hombre. ―Se llevó los dedos a la nariz y olfateó, es el mismo jødidø olor que le pone la pølla a punta de explotar.

―¿Q-que haces? ―Lianett ya no lo estaba soportado más, no era su intensión excitarse, segundo atrás creyó que el miedo la había paralizado de todas las maneras, pero ahora ya duda de todo.

―Asesorándome de que nadie más te haya tocado en estos últimos años. ―Su voz baja al contrario de tranquilizar a Lia lo que hizo fue tensarla. ―Es mejor que te hayas quitado las ganas con un putø consolador, porque estoy dispuesto a dejar sin vergã a quien te haya tocado. ¡Siempre serás mía! ―Intentó bajarle el cierre del vestido para revisar su piel, pero la bofetada lo detuvo.

―Me pediste el divorcio, ¡No tienes derecho sobre mí! ―Barak la miró impresionado, como siempre expresivo cuando se trata de ella. ―Déjame ir. ―Ordenó manteniendo la voz firme a pesar del pánico por esa mirada.

―¿Dejarte ir? ―Río por lo bajo erizando el vello de Lia. ―Te dejé ir por mucho tiempo. Desde ahora mi hijo y tú vienen conmigo. ―Lia lo miró en shock, ¿Cómo sabe que estaba embarazada? ¿Acaso él la había investigado y por eso llegó ahí?

―¿Q-qué? ―Susurró torpemente.

―¡Escapaste con mi hijo! ―Reprochó sacando la furia contenida. ―No me dijiste que estabas embarazada.

―Estás loco. ―Intentó negarse. ―No tengo ni un hijo tuyo, así que no te hagas ideas de nada y...

―Jefe, están cerca. ―Kenji entró interrumpiéndolos. ―Hay que irnos. ―Barak tomó con fuerza la mano de Lia y la arrastró hasta salir del local.

―No, esta ya no es mi vida. Déjame ir, Barak. ―Luchó para que la soltara. ―¡No me arrastres a tus mierdãs! ―Le dio una patada en los bajos y corrió a su coche para escapar.

―¡Deténganla! ―Gritó la orden intentando recomponerse lo más rápido posible del dolor, pero le dio realmente duro. ―¡Mierdã! ―Maldijø al verla salir despavorida.

―Es seguro que vayan por la señora. ―Kenji lo miró con preocupación. ―Debemos ir tras de ella. ―Barak aguantando el dolor como un verdadero hombre subió a la camioneta y los puso en marcha a todos.

Lia quien va con el corazón en la garganta y el estomago revuelto por todo lo que supuso ese reencuentro con su ex, aceleró el auto tanto como pudo. Debía ir por sus bebés y escapar lo más lejos posible de Barak. ¿Cómo la encontró? ¿Cómo es que sabe que tiene un hijo con ella? Quien sea que le informara no tenía la información completa, pero estaba cerca y eso no la alivió, ella tenía que escapar del monstruo sin corazón que la abandonó cruelmente.

―¡Aaahhh! ―El golpe la sacó de sus pensamientos. ―¡No! ―Miró el auto justo detrás de ella. ―¿Cómo me alcanzaron tan rápido? ―Al poner la vista nuevamente en el camino el auto que venía a toda marcha de frente la hizo dar un frenazo lo que provocó que el auto que la estaba golpeando por detrás la impactara con demasiada fuerza. ―Aaahhh. ―Se quejó tras el fuerte golpe a su frente con el volante.

―Es una mujer. ―Informó el hombre que llegó primero a ella. ―Creo que nos hemos equivocado.

―Estaba con Poretti, debe ser importante para él. ―Abrió la puerta una vez quitó a su colega del camino. ―Cualquiera que haya tenido o tenga contacto con ese malditø nos servirá.

―¡Cuidado! ―Gritó uno de los hombres. ―¡Están aquí y son más de lo que creímos! ―Los disparos no se hicieron esperar.

―¡Hijo de putã! ―Barak bajó del auto disparando sin compasión. ―Me rogarán que los mate. ―Le disparó en el pie al que pretendía llevarse en brazos a Lia. ―Quiero que los capturen a todos, no puede escapar ninguno. ―Ordenó a sus hombres para que persiguieran a quienes se habían escapado, no podía comprometer su ubicación.

―No. ―Lianett intentó soltarse de Barak. ―Déjame, debo irme. ―Parpadeó varias veces bastante aturdida.

―No te dejaré ir. ―Gruñó limpiando la sangre de su rostro. ―Saben que estás conmigo y si te dejo sin protección te harán mucho daño. ―Lianett lo miró a los ojos.

―Estar cerca de ti me hará más daño. ―Sus palabras punzaron el corazón de Barak. ―Tú me hiciste demasiado daño. ―Intentó dar un paso, pero Barak tiró de ella antes de que cayera. ―Mis beb... ―Susurró antes de desmayar.

―¿Qué? ¿Qué dijiste? ―Intentó despertarla. ―Muñequita, ¿Qué has dicho?

―Jefe, hay que irnos. ―Kenji frenó. ―Los hemos matado a todos, no tuvimos otra opción. ―Barak miró a la mujer entre sus brazos y después miró a su mano derecha.

―Investiga todo sobre ella y que sea rápido. ―No sabe si ese hijo existe, pero debía estar seguro. ―Encuentra a mi hijo.

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