LISSANDRA
Estaba en nuestra habitación. Saber que Ashton era mi amado Erick me tomó por sorpresa, pero algo muy dentro de mí lo intuía. Esa electricidad que se formaba entre nosotros cada vez que estábamos cerca, la manera en que su aroma y su voz erizaban mi piel, sus ojos fríos que me miraban con intensidad... me derretían.
Él era mi Erick. El hombre que busqué tanto, el que me devolvió las ganas de vivir, el que me entregó mi más grande tesoro: mi bebé. Y el que lo salvó. El que me dio el valor para abandonar a Marcus.
Estaba arreglando algunas cosas cuando mi estómago se revolvió. Nuestra noche de bodas sería real. Sería una noche de verdad. Haría el amor con él… y no tenía nada preparado. Necesitaba lencería. Quería que fuera especial.
Estaba perdida en mis pensamientos cuando sentí su aroma y, de pronto, sus grandes manos se deslizaron por mi abdomen, apretándome contra él mientras sus labios recorrían mi cuello.
—Dime, Liss... ¿cómo me contengo ahora que puedo besarte y amarte