LISSANDRA
Abrí la puerta de casa con una sonrisa en los labios, pero no llegué a dar ni tres pasos cuando algo pequeño y veloz se lanzó hacia mí con los brazos abiertos.
—¡MAMIIII!
—¡ERICK! —exclamé, dejándome caer de rodillas justo a tiempo para atraparlo en un abrazo apretado.
Me rodeó el cuello con fuerza, como si hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos. Su carita se enterró en mi pecho, y sentí su respiración agitada y cálida contra mi piel.
—Te extrañé tanto —susurró—. ¡No te vayas nunca más a dormir fuera sin mí!
—Mi amor. Solo fue una noche con papá. Pero ya estoy aquí.
—¿Me trajiste algo?
Ashton, a mis espaldas, rió bajo.
—¿Qué pasó con “los extrañé”? ¿Ahora es todo por regalos?
—¡Papá! —dijo Erick, corriendo a abrazarlo también—. ¡Quiero dormir con ustedes esta noche!
—Lo hablamos con mamá —respondió Ash, guiñándome un ojo con complicidad—. Si ella dice que sí, yo también.
—¡Siii! —celebró, corriendo a buscar algo en el living.
Tiff apareció justo entonces, con