LISSANDRA
Habían pasado tres semana, y vivir en esta casa se había vuelto insoportable. Había ido a cenas, eventos, beneficencias, todo bajo el papel de la mujer de Marcus, y en cada uno de esos eventos lo había visto, desde las sombras, mirándome, y yo deseando correr a sus brazos, tuve que ser fuerte y evitar estar sola para que él no viniera a mí y me tomara, mi cuerpo lo llamaba y lo reconocía como su único dueño. Aunque todos sabían que yo estaba casada con Ashton, nadie preguntaba nada, sabían que si me ofendían Marcus los enfrentaría pero Ashton, Ashton los destruiría. Fue un verdadero infierno fingir ser la amorosa compañera de Marcus, así que puse toda mi energía en buscar las malditas pruebas. La casa estaba vacía. Marcus había salido, y era mi oportunidad.
Revisé el estudio. Nada. Fui al clóset de su habitación. Tampoco.
Busqué entre libros falsos, cajones ocultos, compartimentos detrás del espejo. Nada.
Maldito infeliz.
Sabía que no lo dejaría a la vista. La única opción