ASHTON GARDNER
Caminaba de un lado a otro por el jardín como un león enjaulado.
El cielo estaba nublado, cargado como mi pecho.
Había llamado. Mensajeado. Suplicado.
No sabía dónde estaba Lissandra, con quién… si estaba bien.
Solo sabía que mi mundo se había congelado desde que vi el ascensor cerrarse y no pude alcanzarla.
No había paz en mí. Ni control. Ni frialdad. Solo miedo. Un miedo tan brutal que dolía respirar.
¿Y si Marcus lo arruinó todo? ¿Y si ella cree que soy un monstruo? ¿Y si… ya no me ve igual? ¿Y si me desprecia por ser un asesino?
Pasé las manos por mi cabello, apreté los puños, maldije en voz baja.
La necesito. Dios, la necesito.
Entonces la vi.
A lo lejos. Caminando hacia mí desde el portón.
Su silueta… rota. Su cuerpo tenso. Sus pasos lentos.
Mi Liss… ya no era la misma.
Corrí hacia ella, pero me detuve cuando noté sus ojos.
Estaban secos, rotos, demaciado heridos.
Y eso dolía más que cualquier lágrima.
—Liss… —susurré con el alma en ruinas—. Dime que estás bien, p