LISSANDRA
El taxi cruzaba la ciudad, no quise que William me llevara, no quería hacer más larga la agonía al sentir el aroma de Ash que inunda su auto. La ciudad pasaba como un borron y mi corazón sangraba, había dejadon a los unicos dos hombres que amo en esa mansion y con ellos mi alma.
Llegué a la mansión de Marcus, donde viví los peores años de mi vida, arrastré mi maleta y la puerta de la mansión se abrió antes de que tocara. Marcus ya me esperaba.
Su sonrisa lo decía todo. Esa maldita sonrisa de satisfacción… de victoria.
Pero no me tembló ni un solo músculo.
Entré con la cabeza en alto, sin bajar la mirada, sin mostrarle el peso que cargaba en el pecho.
Él me observó como quien observa su trofeo recuperado.
—Lissandra…
—Aquí me tienes, Marcus —dije sin emoción.
Su sonrisa se amplió. Dio un paso hacia mí, como si esperara que me derritiera con su presencia.
Pero mi voz fue un latigazo helado.
—Estoy aquí por una sola razón.
Por la libertad de Ashton. Lo hago porque él es el hom