Inmediatamente, la puerta del salón se abrió, dando pasó a dos seres de extraordinaria hermosura. Vestidos con ropas de cortes modernos, pero que evocaban tiempos antiguos, los envolvía un aura tan umbría que parecían robar la luz del lugar. Las piernas de Amaya temblaron, por un momento creyó que se caería. Al mirar al guardia vampiro de la puerta, pudo notar que él experimentaba algo similar a lo que a ella le sucedía.
Ryu salió al encuentro de los dos vampiros recién llegados y su comitiva.
—¡Ah, Vald, Zahyr!, tenemos mucho de qué hablar.
«¿Vlad, Zahyr? Son los otros dos príncipes vampiros» pensó Amaya, sorprendida y ahogada por el aura poderosa que emanaban los tres reunidos.
—Imagino que debe ser algo importante para habernos convocado, Ryu— dijo Vlad con gesto aburrido, un vampiro alto, esbelto, de espeso cabello oscuro y ojos azules hipnóticos..
Vestía pantalones oscuros, ajustados de corte recto, camisa púrpura y un saco largo de terciopelo oscuro con un corte limpio y mo