Hatsú se sorprendió de la petición de ella. ¿Para qué una fuerte y experimentada guerrera podría querer su ayuda?
—¿Podemos hablar en un sitio más privado? —Se arriesgó la ex cazadora con Ryu apoyado en su hombro.
Amaya necesitaba de los conocimientos del médico, pero si Hatsú podía controlarse, si contenía su deseo de atacar a Ryu, entonces ella podría ser una pieza clave en esa lucha que estaba por venir.
El vampiro no había dicho palabra desde que llegó y miraba la escena con curiosidad. El de la casa era un grupo variopinto muy interesante. Humanos simples y corrientes, el doctor, artífice de gran parte del desastre que vivían y la pequeña adolescente, el arma más poderosa contra su especie. Jamás esperó encontrarla allí y en su mente no la imaginaba de esa forma: pequeña, tan joven. De no saber quién era nunca hubiese supuesto los alcances de la chica.
—Podemos ir a mi laboratorio —contestó el doctor.
Aquella palabra tenía connotaciones funestas para ambas hermanas. Al escucharla