Liadrek

En el calor de la batalla, donde me esforzaba por acabar con nuestros enemigos, no solo para vengar o hacer justicia a mi pasado, sino también para darle seguridad a Laurel, quería demostrarle que estaba de su lado, dispuesto a entregar mi vida por ella, de ser necesario. Todo por su paz.

No obstante, algo se rompió en mí cuando sus labios se posaron sobre los de Draevor, dándome a entender que ellos tuvieron una historia significativa, quizás más importante que la nuestra.

Y eso me dolió.

Mi furia aumentó y, cegado por los celos, descargué toda mi frustración contra el enemigo.

No solo usaba mi habilidad de una manera oculta, también mi espada y agilidad en la batalla.

Quería consumirlos; necesitaba desahogar los celos que me estaban consumiendo.

Estaba siendo irracional, lo entendía, por eso prefería desatar mi furia con el enemigo, a herirla a ella con mi reclamo.

¡Por los Woses y guías!

La entendía demasiado como para enojarme con ella. Y sí, ardía por dentro, pero no era c