Escapando de un mal amor. Capítulo Salven a mi hijo
Olivia salió del restaurante casi a la una de la madrugada.
El local estaba casi vacío, las luces tenues y la cocina aún caliente recordándole las horas interminables que había pasado allí esa noche.
No había podido irse sin ayudar a fregar platos, pese al cansancio que le quemaba los huesos.
Pensó que, al menos, con eso ganaría un poco más para comprar algo de comida para el día siguiente. Su cuerpo dolía, pero su mente no podía descansar.
La incertidumbre de su vida pendía como una sombra pesada, y la única certeza era esa débil esperanza que guardaba en su vientre.
Al salir, respiró el aire frío de la noche con la sensación de que el mundo estaba en calma, como si nada fuera a alterarla más. Pero estaba equivocada.
Caminó hacia el estacionamiento solitario, un lugar oscuro y desolado donde el silencio era interrumpido solo por el eco de sus propios pasos.
Sabía que el dueño del restaurante le había permitido usar ese espacio para que no tuviera que caminar demasiado sola hasta su au