Escapando de un mal amor. Capítulo El miedo de Paulina
—¡¿Qué has dicho?! —exclamó Pablo, con la voz rasgada por la incredulidad.
Sus ojos, antes firmes, se abrieron desmesuradamente, y en un impulso desesperado, la tomó del brazo con firmeza, pero sin hacerle daño—. Mírame, Paulina… —la urgió, con el aliento tembloroso—. Habla… ¿Quién te hizo eso?
Paulina bajó la mirada, como si el suelo pudiera tragar la vergüenza, el miedo y el dolor que la ahogaban.
Las lágrimas, silenciosas, pero furiosas, comenzaron a deslizarse por su rostro como ríos de cristal resquebrajado.
—Fue… —tragó saliva, como si decirlo en voz alta la rompiera aún más—. ¡Tamia y Vera!
El mundo pareció detenerse. El silencio que siguió fue tan violento como un grito.
Pablo retrocedió un paso, como si le hubieran dado un golpe directo al pecho. Su expresión se quebró.
—¡¿Qué?! —repitió, sin poder procesar lo que acababa de escuchar—. No… No puede ser… —Negó con la cabeza—. ¿Por qué? ¿Por qué harían algo así? ¡¿Qué les hiciste para merecer esto?!
Pero Paulina ya no podía hab