Escapando de un mal amor. Capítulo Acoso no es amor
El sol apenas comenzaba a filtrarse por los cristales cuando Luciana abrió los ojos.
Lo primero que sintió fue el calor del cuerpo de Octavio, abrazándola con fuerza por la cintura. Su pecho subía y bajaba con calma, y su respiración era un arrullo que le acariciaba el cuello.
Sonrió, cerrando los ojos un momento más. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía en paz. Amada.
A salvo.
Se deslizó con cuidado fuera de la cama y caminó hasta el balcón del camarote.
Al abrir la puerta, una ráfaga de aire salado le acarició el rostro. El cielo estaba despejado, pintado de un azul perfecto, mientras el mar se extendía en calma, como un espejo que reflejaba la serenidad de su corazón.
—Es un día hermoso —susurró, abrazándose a sí misma, mientras una lágrima de felicidad resbalaba por su mejilla.
Poco después, Octavio se levantó y la abrazó por la espalda, besando su cuello.
—Buenos días, mi amor —murmuró—. ¿Dormiste bien?
—Más que bien —respondió ella, girándose para besarlo.
Después de ducha