—Buen día, señor O’Connor — saludo como si nada al padre de Christian y le entrego el vaso de café que me pidió por mensaje de texto.
—Hola, Rocío. Gracias, lo necesitaba.
Es increíble el cambio de clima, anoche no podía creer que cayera una nevada en estas fechas y lo pasé mal con lo que le sucedió a mi pobre Chris.
—A… algo así me dijo Jex hoy —deja de tartamudear, mujer o el señor James te va a descubrir.
Trabajamos todo el día y a eso de las cuatro me llegó un mensaje de Daria y no pude seguir negándome a contestar, le di un okey a lo que me pedía y me despedí del señor O’Connor y fijé mi ruta hasta el edificio de Scott y asociados.
Subí al ascensor y parecía un cordero rumbo al matadero Al abrirse las puertas dos fieras me estaban esperando con esa cara de queremos toda la maldita verdad y mierda, no me quedaba de otra.
—Les diré toda la verdad, lo juro.
Ambas me abrieron paso y me tomaron cada una de un brazo.
—Es lo que menos me esperaba de ti, después de lo que hiciste, porque