Capítulo 180. La intuición de Emma
La noche había caído sobre la ciudad y el apartamento de Leonard y Emma se sentía cálido, iluminado por las luces suaves del salón. El aroma de café recién hecho impregnaba el ambiente, mientras Emma dejaba el abrigo en el perchero y soltaba un suspiro largo, como si quisiera desprenderse de todo lo que había cargado durante el día.
Leonard, recostado en el sofá con un libro abierto en las manos, levantó la mirada al escuchar la puerta cerrarse. Sus ojos claros se fijaron en ella con una atención que siempre lograba hacerla sentir descubierta.
—¿Cómo te fue? —preguntó con voz serena, marcando la página antes de cerrar el libro.
Emma sonrió, aunque su expresión estaba teñida de un matiz pensativo. Se acercó y tomó asiento frente a él, cruzando las piernas.
—Muy bien, en realidad —respondió mientras se inclinaba un poco hacia adelante—. Hoy conocí a la editora jefe de la editorial… María Victoria de Siberia. Una mujer muy refinada, con una presencia fuerte.
Leonard arqueó una ceja.
—¿Y?