—Nuestras deltas ya detectaron a los desterrados, los esfuerzos estan dando frutos —informó Nixara en el despacho de Kaelion. Estaban reunidos allí ella, Vida, Milah y el alfa real, en una junta breve pero decisiva—. Ya los están monitoreando. Preparan una emboscada en la carretera “Oro”, a la salida de la ciudad.
—¿Será para este miércoles? —preguntó Kaelion, serio.
—No —respondió Nixara con firmeza—. Lo que hemos visto indica que planean algo más grande, algo enorme. Van a atacarlos a ambos con la intención de matarlos, por eso se están tomando su tiempo. Aun así, este miércoles ustedes irán a su cita, protegidos. Desde ese día estaremos listos para la defensa.
En el rostro de Vida se dibujó una sonrisa genuina, la primera en mucho tiempo. La cercanía de su venganza la llenaba de una energía oscura y vibrante. Aquello la tenía feliz, pues además llevaba consigo un plan propio, un secreto que no había compartido con nadie. Ese día sería inolvidable, para todos. Ya podía saborear la v