86. El delivery
Capítulo 86
Ambos siguen desnudos, todavía enredados entre las sábanas, cuando el timbre de la puerta rompe la calma. Andy abre apenas un ojo, cansada y con el cuerpo adolorido, pero satisfecha. Tristán, en cambio, sonríe con esa insolencia que parece nunca agotarse.
—Tal vez es el delivery —murmura ella, con voz ronca y somnolienta, sin muchas ganas de moverse.
Él se ríe suavemente y besa su frente. —Quédate, yo voy.
El hambre era real, la habían olvidado por completo entre besos, caricias y el calor que aún impregnaba el cuarto. Andy se acomoda de lado, abrazando una de las almohadas, escuchando los pasos de Tristán al alejarse. Unos segundos después, oye la puerta abrirse… y el silencio prolongado le llama la atención.
Frunce el ceño. ¿Por qué tardaba tanto en volver? Con un bufido cansado, se incorpora, busca a tientas una camisa que no es suya —demasiado grande, claramente de Tristán— y unos shorts cortos que había dejado en una silla. Se viste a toda prisa y sale de la habitació