56. Recordar esa cara

Capítulo 56

La mujer la mira con burla, como si la chica de cabello negro no fuera más que una hormiga sin importancia. Sus labios pintados de rojo se curvan en una sonrisa venenosa mientras la dependienta sostiene el reloj entre las manos, sin saber a quién obedecer.

—Pase mi tarjeta —dice Nora con calma, dándole la espalda a la rubia y cortando el tema de raíz.

La otra se adelanta un paso, indignada.

—No tienes ese derecho. Esta tienda pertenece a la familia Wyckham. ¿Con qué derecho llegas y mandas como si fueras la dueña? —escupe con rabia.

La frase resuena con fuerza. Gabrielle, que está justo detrás, palidece. Técnicamente, Nora sí es la esposa de Silas, y por consiguiente dueña de todo. Pero Gabrielle se aferra a la idea de que eso es algo momentáneo, que tarde o temprano Silas se cansará de ella y la dejará en la nada. Esa certeza le da un aire de falsa calma, aunque por dentro arde de rabia.

—Ya déjale ese reloj tan horrible —le insiste Gabrielle a Tatiana, alzando la barbill
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