54. Una borracha adorable
Capítulo 54
Silas mira a los dos hombres frente a él como si fueran un par de imbéciles. Sus ojos se clavan primero en uno y luego en el otro, como cuchillas que evalúan hasta la mínima expresión de sus rostros. La sola idea de dejar a la señorita Fitzgerald en manos de esos dos, cuando apenas puede mantenerse en pie, es absurda.
—No dejaré a la señorita Fitzgerald sola con dos hombres cuyas intenciones desconozco —su voz sale baja, ronca, pero con un filo tan cortante que ambos se tensan. Sabia lo importante que era Andy para Nora, no dejaría que nadie s ele acercara en ese estado.
Valerian Ashford aprieta la mandíbula, un tic apenas perceptible que delata su incomodidad. Quería discutir, quería explicar, pero las palabras se le atascan en la garganta. ¿Cómo justificar que, al ver a su vecina Andrea con un vestido rojo pecado, se dejó llevar por el instinto y la siguió hasta el bar? Decirlo en voz alta lo haría sonar como un acosador, y la última persona ante la que quería parecer dé