39. Que tonta eres
Capítulo 39
Gabrielle apenas cruza el umbral de la casa y siente que la respiración se le acelera. Solo quiere llegar a su cuarto, cerrar la puerta y olvidarse de todo lo que pasó, pero su intento de escabullirse fracasa en el mismo instante en que pisa la sala. Una taza vuela desde el otro extremo y se estrella contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos justo frente a sus pies. El estruendo la hace brincar con un grito ahogado.
—¡Explícame por qué Silas nos llamó solo para decirnos que debíamos educarte mejor! —la voz de su madre, Elsa Corvinus, retumba como un latigazo.
Gabrielle se queda congelada, mirando los restos de cerámica en el suelo, sin atreverse a levantar la vista. El corazón le late con fuerza, pero intenta responder rápido antes de que la situación empeore.
—No… yo… papá, mamá, no fue mi culpa —balbucea con la garganta seca—. ¡Todo es culpa de Nora!
El nombre sale de sus labios casi como un grito desesperado.
Elsa abre los ojos con furia y se adelanta un paso.
—¿Qué t