38. Visita sin aviso
Capítulo 38
El reloj marca la una de la tarde cuando Gabrielle, la prima de Silas, entra sin anunciarse a la mansión. Sus pasos firmes resuenan contra el mármol de la entrada, y su rostro refleja la molestia de alguien que se cree con todo el derecho a exigir. Ella piensa que a esa hora Silas estará en la oficina, ocupado con sus interminables reuniones y negocios, así que decide esperar en la sala principal, cruzada de brazos, con el ceño fruncido y el pie golpeando el suelo con impaciencia.
Media hora después, Nora baja las escaleras con la ayuda de Himari, su doncella, luciendo un vestido sencillo y el cabello recogido con suavidad. Apenas aparece en el marco, Gabrielle ya está que echa humo. La diferencia de actitud es evidente: Nora avanza con calma y una sonrisa serena, mientras Gabrielle parece a punto de estallar.
—¿Cuánto más me ibas a hacer esperar? —espeta Gabrielle con un tono caprichoso y cargado de desprecio— no sabes recibir a la visita —se burla.
Nora la observa unos s