Capítulo 103

La galería brilla bajo una iluminación cálida y elegante. Ciro camina de un lado a otro verificando los últimos detalles, pero todo parece en orden. Los invitados ya han empezado a llegar, entre murmullos de admiración y copas de champaña.

—Esto es un éxito, señor Silas —le dice Ciro al verlo entrar para ultimar detalles—. Superaste tus propios estándares, señor.

Horas después se fue a casa para alistarse y buscar a su mujer.

En casa Nora observa la caja sobre la cama con una mezcla de curiosidad y nervios. El vestido rojo luce como fuego detenido en la tela. Gina está junto a ella, sonriendo, y detrás entran dos mujeres con maletines gruesos en las manos. Ambas tienen esas sonrisas sabedoras de quienes están acostumbradas a transformar a una mujer en obra de arte.

—El señor Silas nos envió —dice una de ellas con amabilidad—. Dijo que debíamos dejarla aún más hermosa de lo que ya es.

—Resaltaremos esa belleza natural —añade la otra, dejando los maletines sobre la cómoda.