La mañana siguiente a la crisis informática amaneció con un ambiente pesado en la oficina. La amenaza del hackeo había sacudido los cimientos de los proyectos de Valeria, Marcelo y Alexander, dejando claro que no podían permitirse fallos ni distracciones.
Valeria, sentada frente a su computadora, repasaba las medidas de seguridad que Marcelo había implementado la noche anterior. Sin embargo, el peso emocional de las últimas semanas no la dejaba concentrar del todo. La mezcla entre la pasión con Alexander y la calma con Marcelo la hacía sentir en un constante vaivén de emociones.
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En ese momento, Alexander entró en la oficina, con su habitual porte imponente, pero sus ojos mostraban cansancio y preocupación.
—Valeria —dijo con voz grave—, debemos hacer una reunión con todo el equipo para coordinar la defensa y buscar al responsable.
Ella asintió, sabiendo que no podía evitar ese compromiso.
Durante la reunión, las tensiones se manifestaron también en el ambiente personal. Marcelo y Al