Recuerdos Grabados en Piel.
El sonido del viento era lo único que rompía la calma en la azotea. La ciudad se extendía debajo como un enjambre de luces enfermas, respirando humo y electricidad.
Selena observaba el horizonte, el brillo tenue del Consejo a lo lejos, esa torre que nunca dormía. Cada centelleo blanco era un recordatorio del pasado que la perseguía.
Viktor estaba detrás de ella, en silencio. No hacía falta que hablara; su sola presencia llenaba los vacíos entre los pensamientos.
—¿Sabes qué me dijeron hoy? —dijo ella, sin volverse—. Que enviaron un nuevo Centinela a rastrear al grupo. Uno de los prototipos de la vieja línea.
—Lo escuché —respondió Viktor—. Dicen que es el más eficiente hasta ahora. No comete errores.
Selena apretó los labios.
—Nadie puede ser perfecto. No sin perder algo en el proceso.
Viktor caminó hasta quedar a su lado.
—¿Temes que los alcance?
—No —dijo ella—. No quiero verlo, es todo.
Su mirada se perdió en el reflejo del agua acumulada en los tejados. En la superficie distorsion