El Consejo Toma Forma.
El salón principal del Consejo no estaba diseñado para reuniones; estaba diseñado para intimidar. Cada superficie parecía haber sido elegida para reflejar no solo luz, sino también cada duda, cada grieta moral, cada contradicción de quienes se sentaban alrededor de aquella mesa circular que había visto más secretos que resoluciones.
El techo alto amplificaba cualquier sonido, incluso el roce de una hoja, como si el edificio en sí quisiera recordarles que nada allí era verdaderamente privado.
En la periferia del salón, las luces intermitentes indicaban fallos menores en el sistema eléctrico, fallos que nadie reconocería como preocupantes pero que todos observaban de reojo. Después de la desaparición de Viktor, cualquier chispa era una sospecha.
Helena estaba de pie, apoyando las manos sobre la superficie pulida de la mesa. Su rostro, normalmente impecable y frío, estaba más tenso que de costumbre.
La luz proyectaba sombras debajo de sus ojos, marcando la falta de sueño que llevaba arra