21. Después del ruido

No dormi.

Dejé la luz del pasillo encendida hasta que el amanecer aclaró el borde de la puerta. La claridad se filtraba en líneas finas, como cuchillos de calma.

Mi pequeño lobito se acurrucó en mis pantorrillas, centinela en miniatura, respirando acompasado, como si su cuerpo supiera más que el mío cómo sobrevivir al miedo.

Cuando por fin me animé a mirar la cerradura, noté el metal brillante, marcado. Alguien había probado una llave. No la mía.

Me quedé observando esas pequeñas raspaduras, como si fueran una confesión silenciosa: alguien había estado demasiado cerca.

Fui a la agencia temprano. Caminé hasta la cocina como quien avanza sobre un puente que podría hundirse en cualquier momento.

Preparé café.

Mis manos no temblaron; aprendí a temblar por dentro.

Rocío llegó con su media sonrisa de guerra.

—¿Dormiste?

—No —respondí—. Pero pensé.

Le conté lo de la puerta, el audio, el ladrido.

Su expresión cambió apenas, pero sus ojos dijeron todo.

—No vuelvas sola —sentenció—. Y hoy no
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP