Horus y Senay invitaron a Elif, ya que sería la primera celebración importante que pasaría viviendo sola después de su reciente mudanza. El gesto, más allá de la cortesía, era una demostración silenciosa de que la joven ya no era una pieza menor en el tablero, sino una aliada íntima de la pareja. Set y Dilara, estuvieron de acuerdo, cada uno por sus propios motivos: Set por la apariencia de unidad y ella porque prefería tener a sus posibles piezas cerca de la vista.

El día de la celebración transcurrió con una calma engañosa en la casa de la pareja. Las dos hermanas se juntaron temprano, riendo con nerviosismo, mientras elegían algunos regalos para los anfitriones. Horus se unió a ellas para almorzar juntos, observando a su esposa con una ternura recién recuperada, notando cómo su espíritu de lucha no había apagado su lado vulnerable.

A medida que el reloj avanzaba, la ansiedad de Senay se hizo evidente. La joven estaba nerviosa porque sería el primer Año Nuevo sin ver a su abuelo Sel