Lina se encuentra en la cocina mirando por el ventanal que da al jardín con una taza de café en su mano, la cual solo le dio dos tragos y ya estaba frío. Se encuentra absorta en sus pensamientos hasta que escucha a Alex llamarla:
-¿Ángel? —Ella lo mira por encima de su hombro. Él se acerca por detrás y le envuelve la cintura con sus brazos—. ¿Qué está mal?
—Nada —responde sin querer hablar de lo sucedido para no preocuparlo, pero ya es tarde porque él la conoce y sabe que algo no anda bien.
—Mentirosa —susurra en su oído y luego lo besa—. Haz estado toda la tarde muy callada y ausente. Sé que algo pasa, solo diez centavos que es —habla en voz suave y baja, pero Lina solo niega con la cabeza—. Eres mía y soy tuyo, ¿recuerdas? Por fin, tus inquietudes son las mías —le hace saber.
—Hoy vino la policía al resto —confianza con la vista al jardín—. Rafa está muerto y piensa que yo lo hice.
—¿Quién es Rafa?
—El amigo que tenía Dany aquí.
—¿El que torturaste? —pregunta haciendo memoria.
—Sí —