Capítulo 96

Buenos Aires

—¿Lo golpeaste? —curiosea Lina en cuanto Tony traspasó la puerta de su habitación.

Lo estaba esperando desde la noche anterior cuando se fue a buscar a Ian para que le contara todo, y también golpearlo como le había pedido. Alex estaba sentado en la cama a su lado con Aye en su regazo viendo una película de aventura "Los vengadores: la era del ultrón"; Erik y Sole llegaron detrás de Tony ya que el primero los fue a buscar al resto.

—Lina —advierte Alex.

—¿Qué? No me digas que no lo golpeaste —espeta, exagerando.

—Mamá —ahora es la hija quien llama su atención y ella rueda los ojos.

Sole sonríe y se adelanta para sentarse al otro lado de Lina.

—No lo golpeé, no hizo falta. Él sólito se dio cuenta de todo y la fue a buscar —explica el boricua.

— ¿Cuándo se fue? —cuestiona Lina

—Le conseguí un vuelo recién para esta mañana, así que, va a estar llegando cerca de media noche —anuncia Gaby entrando también a la habitación.

—Pero esta es la habitación del pueblo —Se queja Lina al ver que todos se habían instalado en diferentes puntos, no tan lejanos y se acomodaban a ver la película. Alex la escucha y le regala un sonoro beso en la boca para que no dijera nada indebido—. Sigo pensando que deberían haberlo golpeado —entona, cruzándose de brazos.

—Lo va a golpear la abuela de Sofi, no te preocupes —la tranquiliza Tony.

—Tan perra es? —curiosa Sole.

—Por lo que tengo entendido. Si; muy perra.

—No me digas que lo tendría que haber mandado con refuerzos —bromea Gaby.

—Ian sabe cuidarse —asegura Erik.

—Dejen de hablar de los ausentes —reprende Alex.

—Tú quieres que nos llamemos para poder escuchar la película —asegura Erik.

—Que inteligente —farfulla Alex—; ya sabes que hacer.

Todos se ríen y luego se concentran en la película dando el tema de Ian como zanjado. Al menos por el momento.

—Voy a buscar chocolate —le susurra Sole a Erik y se levanta para salir.

—¡Trae papa frita! —grita Lina.

—¡¡Trae chetos!! —grita Sí.

—¡¡Trae helado!! —grita Gaby—. ¡¡Ah, y cerveza!!

—Pero que los pario a ustedes, tengo dos manos —chilla Sole.

—Mejor la ayuda —enuncia Erik saliendo detrás de su mujer y ambos bajan a la cocina. Una vez allí comenzará la labor de buscar todo lo pedido.

—Estaba pensando —suelta Sole, mientras saca las cervezas de la heladera y Erik buscaba las papas en la alacena.

—Eso es bueno? —Sole le clava cuchillos con la mirada—. Digo, en tu estado…

—Erik —chilla ella y él sonríe.

—Dime en qué pensaba —curiosoa poniendo las papas en un cuenco.

—En la despedida de soltera de Lina —contesta.

—Me incluye? —cuestiona sacando los chetos para hacer lo mismo que con las papas conforme. Sole sigue con la cabeza metida en la heladera buscando algo con chocolate.

—Puede ser —responde—. Aja —exclama cuando encuentra una barra de chocolate amargo.

—Muero de intriga —le hace saber posesionándose a su lado.

—Bueno, pensaba que cuando venga Sofi con Ian. Porque sabemos que van a volver y juntos…

—Si Ian hace las cosas bien —interrumpe Erik.

—Si Ian hace las cosas bien —concuerda Sole—. Bueno, como sea, cuando estén todos, hacerle una despedida de soltera a Lina. Cuando ella se recupere también, no nos olvidemos que no puede hacer esfuerzo. Me gustaría llevarla a un club de strippers —suelta y Erik la mira detenidamente.

—Tres puntos que te olvidas —indica el joven.

—¿Cuáles? —pregunta ella chupando un trozo de chocolate.

Erik levanta la mano y comienza a contar.

—Yo, Alex, Ian —cuenta tres dedos.

—¿Eh?

—Estás delirando si piensas que voy a dejarte ir a unos de esos clubes y los chicos tampoco van a querer que vayan sus mujeres a un lugar de esos y no nos olvidemos que estás embarazada, te quedan pocos meses y no quiero que tengas algún problema con el embarazo.

—No voy a tener algún problema con el embarazo por solo mirar a unos tipos desnudarse mientras bailan —se queja la pelirroja.

—No, Sole, eso no va a pasar; no vas a ir a un lugar de esos, ni de broma —asevera Erik.

—No seas troglodita —espeta la pelirroja.

—No lo soy, solo cuido lo mío —se defiende él.

—Eso es lo más machista que te he oído decir. No soy un objeto.

—No lo eres. Eres una mujer, la mujer más hermosa de la tierra. Mi mujer. Y yo cuido de mi mujer.

—Ahora me estas queriendo embaucar —entona rodando los ojos.

—No necesito hacerlo —La besa con ternura en la boca saboreando el chocolate en ella y luego se lleva el labio inferior con él. Ella da un respingo y él se separa mirándola asustada—. ¿Te lastimé? —se preocupa, mientras observa el labio, buscando algún rastro de sangre.

-No. Me pateó —le murmura llevando la mano de él a su barriga.

El bebé pateó un par de veces más y comenzó a moverse. Ellos al sentirlo se miraron y sonrieron. Erik se agacha y presiona su oído en la barriga sintiendo los suaves movimientos de su bebé.

—Va a ser un jugador de fútbol americano —anuncia el joven.

—Eso no va a pasar; Va a ser un jugador de básquetbol. Igualito a Manu Ginóbili —refuta Sole.

Él se ríe y sin quitar su mano de la abultada barriga, se acerca a su boca y la vuelve a besar con suavidad. Luego de unos minutos regresan a la habitación, reparten los suministros y se acomodan a ver la película.

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