—Por eso trabaja con Lina —asegura Ian.
-Si. Antes tuvo otros trabajos, sin embargo, nada la conveniencia, no se sentía cómodo y necesitaba más tiempo para poder estudiar, esa es una de las razones por que comenzó a destiempo a estudiar, pero debía soportar el trabajo que tenía para pagarse la comida, el alquiler y…
—Pero si vino a la casa de los padres. ¿Por qué debería pagar el alquiler? —interrumpe Ian.
—Por lo que te dije antes. Ella quería y quiere ganarse todo por si sola.
—¿Y qué pasó con la casa de los padres? —indaga el rubio.
—Ya sabes lo que pasó con esa casa.
-No. No lo sé —murmura Ian sin comprender.
—Si lo sabes y la conoces —le señala, echándole una mirada significativa.
—El hogar —susurra.
-Si. Ella lo convirtió en un hogar. Todos esos chicos tienen un techo gracias a ella y la gente que trabaja ahí, tienen un trabajo gracias a ella. Para lo único que tocó y toca el dinero de su familia es para gastarlo en ellos. Reformó la casa para que fuera aprobada como una casa de acogida y para pagarles a los que trabajan allí —concluye.
—Pero… ¿Por qué…?
—¿Por qué no te dijo nada? —pregunta Tony y él asiente—. Porque tenía miedo que le dijeras que tenía poco sentido común, como tanto le recalcó su abuela, ella temía que la tratarás de ingenua…
—Pero, ¿cómo iba a hacer una cosa así? ¿Es… Es algo hermoso lo que hizo; un poco alocado, sacrificarse de esa manera en un país nuevo, pero fue lo más valiente que él escuchó, no puede pensar que yo pensaría mal de ella.
—Sofi es muy susceptible gracias a su abuela, ella siempre la manejó a su manera y nunca le dio su apoyo, siempre el trato como una niña ingenua e insegura y cuando sus padres murieron la llamada ingrata por no hacerse cargo del legado de su padre; por despreciar su apellido y temía que tú también pensaras igual, de hecho, siempre tuvo miedo en que cualquiera piense de esa manera con respecto a ella.
—Yo jamás pensaría eso.
—Su miedo es que le dicen que nunca quiso a sus padres.
—Eso es una estupidez.
—Pero es la verdad —Se eleva de hombros.
—Confió en ti para contarte —Señala a Tony y luego mira a Gaby—… y seguro que en Lina y en mí no confió— Tony y Gaby niegan con la cabeza.
—En mí no confió —le hace saber Tony—. Yo la conocí cuando vino la primera vez a Buenos Aires, al principio estaba renuente a hablar con alguien, trabajamos juntos en un pub y de a poco nos hicimos amigos, después de un tiempo ella recibió un llamado de la arpía de la abuela y por casualidad yo escuché y no le quedó otra que contarme lo que pasaba, ya que tenía que viajar a Italia a firmar unos papeles. Pero me costó muchísimo para que larga prenda —explica.
—En Lina tampoco confió y ni hablar de mí —suelta Gaby sonriendo. Ian lo mira esperando que cuente su relación, por lo tanto, toma aire para contarle—. Cuando ella se presentó en el resto al igual que Tony, los investigamos —Mira a Tony que se tapa la boca al escuchar eso—. Lo siento, amigo —Le palmea la espalda—. Lina en ese tiempo corría peligro y no podía arriesgarse. Ella quería abrir el resto, pero Lucas no quería que se exponga de esa manera, pero ya sabe cómo es Lina —Se eleva de hombros—. Bueno, Lucas accedió, pero solo si investigábamos a los que ella quería contratar, a Lina mucho no le gusto esa condición, pero termino aceptando. Descubrimos quien era Sofi y tanto como a nosotros ya Lina nos parecía raro que una mujer con tanto dinero quisiera trabajar en un resto, que ni siquiera había abierto las puertas. Lina la quería en su grupo, por lo que la llamamos y la entrevistamos los tres. Como ella no decía la verdad, solo que había venido desde Italia, Lina le contó su vida a la propia Sofi. La chica no sabía dónde meterse al escuchar que Lina le relataba la vida que ella no quería contar y luego comenzó a llorar. Cuando se calmó nos explicó, lo que Tony te acaba de explicar y un poco más. Le tuvimos un ojo cerca por varios meses, ya sabes cómo era Lucas de desconfiado —le dice a Ian—, y luego nos dimos cuenta que en verdad no era un problema para Lina por lo que se quedó y ellas se hicieron muy buenas amigas. Bueno, todos se hicieron muy buenos amigos —concluye mirando a Tony.
—Esto es una locura —murmura Ian.
— ¿Qué piensas hacer? —Indaga Tony.
—No lo sé —contesta soltando el aire Ian.
—Yo, sí —salta Gaby.
—¿De qué hablas? —Pregunta Ian.
—Vas a buscarla —entona despreocupadamente.
—Ni siquiera sé si ya llegué a Italia, ni mucho menos donde vive —masculla Ian.
—Eso es fácil. Somos polis —comenta lo obvio.
Después de veinte minutos de rastrear a Sofi, obtiene que ella ya había salido del país, ya estaba en viaje a Italia. Localizan su dirección en Milán, en Porta Garibaldi, más precisamente, en donde sus padres vivían y ahora vive su abuela. La señora Regina Stagnaro.
—Oigan —llama Gaby y los dos hombres se giran a observarlo—, hizo una extracción de tres millones hoy por la mañana.
—¿Qué? —dicen al unísono Ian y Tony.
—Lo que oyeron. Pidió esa cantidad hace tres días y hoy por la mañana se la otorgaron —explica el morocho.
—¿Para qué quiere esa cantidad? —pregunta Ian.
— ¿Habrá hecho alguna remodelación en el hogar? —sugiere Tony.
—No creo que necesite esa cantidad —contesta Gaby.
—Y si se iba del país seguro que para lo que ella necesita mientras este allá —suelta el boricua.
—Es mucho dinero, Tony. Además, si fuese así, hubiera hecho un giro y no tenía que lidiar con tanto dinero encima —explica Ian.
—Además, no te dejan salir con esa cantidad del país —exclama Gaby—, y no imagino a Sofi sacando todos esos billetes de contrabando.
—Algo está mal —murmura Tony.
—Hay que averiguar qué —asevera Ian.
—De eso me encargo yo desde aquí —habla Gaby—. Vos anda haciendo las valijas que te vas a Italia.
Ian no esperó a que se lo dijeran dos veces y se apresuró a ir hasta su casa, ¿pero en verdad iba a hacer eso? ¿Sofi sentía el suficiente amor como para que él viajara dejando todo y sin previo aviso tras ella? ¿Iba a ser un viaje fortuito o un completo fiasco? Muchas dudas invadieron la cabeza del rubio conforme preparaba su maleta, una sola ya que no necesitaría más, sentía su cabeza explotar, las dudas, el miedo, la inseguridad, todo aquello que no había sentido antes, se estaba arremolinando en su mente, jugándole una mala pasada, justo en el momento en que debe jugársela por aquella mujer, por la mujer que seguramente sea el amor que no sabía que buscaba o que necesitaba.
—¿Tan mal puede jugarte el corazón? —murmura dejando escapar un suspiro. ¿En qué carajo estaba pensando?
Dicen que sin dolor no te haces feliz, así que de seguro debe ser una felicidad eterna la que le espera por como se estaba sintiendo en ese momento. Toda esa mezcla de sentimientos y pensamientos eran tan abrumadores que se estaba sintiendo mareado. Dejó a un lado su malestar para mentalizarse que ese viaje no era en vano, Sofi era alguien que se merecía que él luchara. Soltando el aire y aflojando los brazos, por primera vez nervioso y tensionado, dejó todo a un lado para tomar ese bendito vuelo.