Alex caminaba de un lado a otro en su oficina, amenazando con dejar una fosa en ese lugar, tenía que tomar una decisión, tenía que encontrar la forma de acercarse a Lina y hacerla, u obligarla en su defecto, a escucharlo, a que le diera una oportunidad. Después de tanto pensar, buscando alguna manera de sorprenderla, se le ocurrió qué hacer. Rezando el no estar equivocado, llamó a Gaby para asegurarse, este le confirmó lo que quería saber y susspiró aliviado. Ya sabía lo que tenía que hacer, ya sabía a donde tenía que ir. No se iba a escapar de él de ninguna manera, no iba a dejar que eso pasase.
Apuró el trabajo que tenía, no dejó nada para después ya las cinco de la tarde ya estaba camino a su destino. Iba a ser definitivo, lo que podría llegar a pasar iba a ser el cambio para todo, el resultado de cómo seguiría su vida a partir de ese momento.
—Vamos, Lina. ¿Eso es todo lo que tienes? —aguijonea Gaby.
Ellos se encontraron en el cuadrilátero del gimnasio; Desde que se había separado