Capítulo 66

Ian sale del trabajo y decide ir a buscar a Sofi al descanso, no sabía por qué se comportaba como un ejemplo de novio, pero le gustaba hacerlo. Era raro en él y se lo cuestionaba a cada minuto cuando sus pensamientos lo llevaban a ella, pero su impulso siempre lo dejaba en el mismo lugar: Sofi.

Al llegar al resto la encuentra sumida en su trabajo. Estaba acomodando los pasteles en la heladera-mostrador y tarareando la canción que sonaba por los parlantes del lugar. El rubio suena por instinto conforme Sofi cantaba.

Porque,

siempre caigo rendida cuando tú me llamas,

Porque,

siempre a cada minuto te vuelvo a extrañar.

Eres para mí desde que te vi,

no te dejo de pensar

Y es que tengo tanto miedo

de volverte amar.

La escucha en silencio sin hacerse notar; su voz es dulce, no tiene nada que ver con la voz potente de la mujer que suena en los altavoces, pero esta embelesado escuchándola y no desea interrumpirla.

Sofi no se percata que contaba con público, un público que era aquel hombre que le quitaba el sueño.

—No tienes que tener miedo —murmura con suavidad sobresaltándola.

—Ian. ¿Hace cuánto que estás ahí? —pregunta avergonzada.

—Lo suficiente —responde con una sonrisa burlona.

—Voy a ponerte una campanita de collar o algo que haga ruido, así me avisa que llegas.

—Vamos, Sofi, cantas muy lindas —exclama riendo.

—Ian, siempre llegas y no te siento.

—¿No me sientos? —indaga con intención conforme la toma de la cintura.

Ella traga saliva, mientras él le acaricia la mejilla izquierda con sus nudillos. El joven apoya su frente en la de ella, mirándola fijó a los ojos, logrando que sus respiraciones se mezclen. Con le suavidad deposita un beso en los labios provocando que ambos cerraran los ojos al unísono, perdiéndose en ese contacto íntimo. Pero no llegan muy lejos, una garganta carraspeando les advierte que no están solos y por instinto se separan con rapidez.

—Podrían no contar dinero delante de los pobres, ¿no? —se burla Tony con sarcasmo.

—Hey, Tony, si quieres en la próxima contamos el dinero contigo —se guasa Ian.

—Si cuentas sin camisa, me lo podría pensar —dijo provocando que Sofi girase los ojos.

—Al menos considerar podría no hacer esa clase de aviones delante de mí.

—Tú, vas a estar en medio —le susurra el rubio Ian.

—Lamento disentir, Poseidón, pero no me gustan las mujeres —azuza el boricua.

—No sabes de lo que te pierdes.

En cuanto entraron al ascensor del edificio del apartamento de Sofi, Ian, sin poder aguatarse más, atracó la boca de la joven.

—Me moría por estar en tu boca.

Renuentes, salieron del ascensor y entraron en el apartamento en donde, mientras Sofi acomodaba todo para la cena «Pastelón amarillo» que le había preparado el boricua, Ian fue a buscar a Mateo a su cuarto. Antes de abrir la puerta podía escuchar música y el niño cantando, por lo que decidió solo pararse ahí a escuchar cómo el niño entonaba una canción de “Porta”.

…Hoy me siento una persona nueva, buena y sana,

Solo me rodeo de gente con calidad humana

Todo por el hoy, por un mañana independiente

Soy cercano y transparente cada día de la semana.

Todos somos iguales, no dejo que

nadie manda,

Sé que estoy hecho para algo grande

Y no me importa una m****a lo que piensen de mí

Me sobra experiencia por todo lo que viví, es así.

Porque la vida no hay siempre que tomársela mal

Hoy los problemas se quedarán detrás del cristal.

Quédate con lo positivo lo demás da igual

Todo sueño puede acabar siendo real.

Porque la vida no hay siempre que tomársela mal

Hoy los problemas se quedarán detrás del cristal.

Quédate con lo positivo lo demás da igual.

En tu historia eres el personaje principal.

Vive cada instante como si este fuera el último

Lucha por lo tuyo, no dejes que te lo quiten

Tienes que ser fuerte, así que sube ya ese ánimo,

Estarás ahí cuando alguien que quieras te necesite

No permitas que te cambien, ni que te pongan normas

Tú eres como eres, que te quieran de esa forma.

Valórate y valora a los demás, o te arrepentirás,

porque el tiempo no se puede echar atrás

Verás… Si no tienes un motivo por el que luchar,

Busca un reto, fija un objetivo y lo conseguirás

Sonríe hoy, porque quizás no hay un mañana

¿Pa' que vivir una vida amargada?

Hoy te lo rapeo cantando sobre una guitarra,

Soy feliz al escribir historias que tu narras

Ya que toda herida se convierte en cicatriz,

Si te tienes problemas Arráncalos de raíz.

Porque la vida no hay siempre que tomársela mal

Hoy los problemas se quedarán detrás del cristal.

Quédate con lo positivo lo demás da igual

Todo sueño puede acabar siendo real…

Mateo estaba tan sumido en su música que no se había percatado de la presencia del rubio, por lo que decidió adelantarse al niño, que lo había sorprendido con su forma de cantar, y le tocó el hombro para hacerse notar.

—Llevas mucho ahí? —pregunta Mateo un poco avergonzado, luego de recomponerse del susto que le había dado el rubio.

-No. Recién llego —miente—. Vamos a cenar.

Ambos salieron del cuarto en dirección a la cocina en donde Sofi ya había terminado de acomodar la mesa.

—Hola, Sofi —saluda el niño depositándole un beso en la mejilla.

—Hola, cariño. ¿Cómo estás?

—Bien —Sus ojos se desvían a la comida y sonríe—. ¿Pastelón?

—Sip —responde Sofi devolviéndole la sonrisa.

Los tres se acomodaron en la mesa y se dispusieron a comer, hablando animados y sonriendo. Ian quería abordar lo que vio en el cuarto de Mateo, pero no quería incomodarlo, no sabía si le iba a gustar que otra persona lo escuchara y menos sin su permiso. Por lo que decidió no decir nada y dejar pasar ese asunto por el momento. Le encantaría preguntarle muchas cosas, pero desistió.

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