El morocho camina con pasos pausados por los pasillos del hospital para llegar a la habitación en donde tenían al tipo que había golpeado a la mujer de su amigo, la doctora le había dicho que haría el permiso para que se lo llevaran por lo que él ya tenía varias cosas preparadas para aquella escoria en cuanto llegara a prisión. Todavía no se había sacado la rabia que emanaba por dentro, no obstante, debía mantener la calmar, es muy consciente que no puede hacer más de lo que haciendo sin cruzar la línea, aquella línea que lo separa de convertirse en un monstruo como ese tipo.
Gaby llega a la habitación y, por suerte para él, está despierto observando a la doctora revisar su historial. Lo escucha hablar por lo que se detiene en la puerta.
—¿Voy a estar mucho tiempo aquí? —le pregunta a la doctora.
—No —contesta ella.
-¿No?
La doctora niega con la cabeza al tiempo que deja su historial en los pies de la cama.
—Esta misma tarde te van a trasladar al hospital de la prisión —le hace sabe