Capítulo 14

Sofi había tenido unas horas bastante tranquilas y agradables antes de llegar a su casa y encontrarse con un enfadado Ian en la puerta de su edificio, así que se promete que él no iba a arrebatarle su buen ánimo.

Al llegar a su apartamento, se sirve una copa de vino y se acomoda en el sofá para ver su serie favorita «la cual grababa todos los días para poder verla por las noches cuando llegaba», le da reproducir y las imagines de Vampires diarie's irrumpieron en la pantalla del televisor, alejando todos los malos pensamientos y malas sensaciones que podían llegar a tirar por el balcón su buen ánimo.

No logro entender a Ian y duda mucho que algún día lo pueda hacer. Una sonrisa se asomó en su rostro; sin haberlo propuesto, le volvió a cumplir otra fantasía, aunque fuese muy usado, deseaba hacerlo en el ascensor, pero no esperaba que la dejara de esa manera; sin querer empezó a recordar y se sintió utilizado, usada, se sintió sucia, no era el mismo Ian de la noche anterior, a pesar de que se había ido antes que despertase; la había tratado diferente, como si ella le importara, como si fuese importante y algo delicado que podría romperse. Sin embargo, en el ascensor la había tratado de todo menos de esa manera; la había tratado como una puta, como si no fuera nadie para él, solo un rato de sexo, ese pensamiento hizo que de sus ojos empezaran a caer lágrimas incontrolables, ni siquiera su serie favorita pudo apartar sus emociones encontradas. Largando un sollozo incontrolable, se recuesta sobre el sofá; Se tenía que alejar de Ian, él le iba a ser mal, no era fuerte como Lina, ni extrovertida como Sole, era débil, ingenua, ilusa. Pensó que Ian no iba a hacerle daño, que no la iba a tratar mal, pero se equivocó, él no era más que otro hombre que podía acabar con sus sentimientos en un abrir y cerrar de ojos. Si no se alejaba, iba a terminar por romperle el corazón y de eso no se iba a recuperar jamás. «No esta vez».

~~~

Ian todavía se encontraba fuera del edificio de Sofi. Casi saca el volante de su camioneta de tantos golpes que le dio. Se sintió una m****a por haber tratado de esa manera a Sofi, como si fuese una cualquiera, como si fuese cualquier chica con la que él había estado. Sofi no se merecía eso; no es como las demás mujeres, ella es dulce, tímida, ingenua, tan suave; Esos ojos tan inocentes que lo volvieron loco, sin embargo, su ira volvió a rugir en cuanto se acordó del auto en que la vio bajar y recordó la sonrisa que traía.

¿De quién era ese auto? ¿Qué tenía que ver con ella?

Tenía que averiguar quién era ese tipo y qué pretendía con ella. También tenía que subir y pedirle perdón por como la había tratado, ella no se merecía eso, no importaba quién era el del auto, no importaba si lo había ignorado, al fin de cuenta era lo que él quería, ¿no?, solo tener sexo con ella y no una relación de verdad, ni con ella ni con nadie, así que, si había pasado de él, era lo mejor que podría haber hecho. ¿Pero por qué le molestaba tanto el hecho que pasara de él? ¿Por qué le volvió a loco que no lo tratara de la misma forma que lo había tratado cuando estaban juntos la noche anterior? ¿Por qué le jodía que no le dedicara una de sus sonrisas que solo tenía guardada para él?

—No debería molestarme —sisea con furia. Debía subir y pedirle perdón, no era tan hijo de puta con las mujeres y menos tenía que serlo con ella. Ella es especial—. M****a, Sofi, ¿qué me estás haciendo? —vocifera, mientras sale del auto cerrando la puerta de un golpe extremadamente fuerte, haciendo resonar en la silenciosa calle.

Embalado toca el timbre del portero, espera unos segundos, pero nadie le atiende, vuelve a tocarlo y nada.

—Vamos, Sofi, sé que estás; atiende —habla con el portero eléctrico como si ella pudiera escucharlo. Toca nuevamente y vuelve a tener el mismo resultado... Nada. Tocó el timbre dos veces más y siguió sin tener respuesta alguna—. Bien, si eso es lo quieres, eso tendrás —espeta furioso con ella y con él mismo por dejar que una simple mujer le ponga el humor patas para arriba. Si ella no quería hablar, pues él no le iba a hablar.

Furioso se aparta de la puerta del maldito edificio, camina a su camioneta, sube y en cuanto la puso en marcha, sale chirriando las llantas hasta llegar a su casa sin detenerse ni bajar la velocidad.

Al día siguiente, Sofi llega al descanso con los ojos apagados e hinchados y sus ojeras pronunciadas por haber llorado toda la noche. No puede ocultar cómo se siente, lo mal que se siente; Quería quedarse en su casa a seguir llorando y sintiéndose peor de como estaba, pero no podía decirle a Lina que no iría a trabajar, no podía dejarla sin empleada sin avisarle con anticipación; Lina le había dado un lugar en su trabajo, en su casa, en su vida y no sería digno de ella pagárselo de esa manera, así que, respirando profundo para enfrentar el día, abrió las puertas del resto y se dirigió al mostrador en donde se encontraba Tony y Lina que la miraba con curiosidad y conocía el motivo, sabía que se veía fatal.

—Buen día —saluda forzando una sonrisa.

— ¿Estás bien, preciosa? —se preocupa Tony, mientras Lina la mira con el ceño fruncido.

—Sí... Creo que me estoy por enfermar o algo por el estilo —responde tratando de sonar despreocupada.

—Si te sientes mal, deberías quedarte en tu casa —interviene Lina.

—No, quiero trabajar —le dice con la mirada al suelo.

—No te ves bien, nena —le hace saber el boricua, como si ella no lo supiera.

Sofi solo le sonríe con amabilidad conforme Lina se acerca a ella intimidándola.

—Nunca dejes que un hombre maneje tu estado de ánimo, mucho menos tu vida —esboza en voz baja para que solo escuche ella. Sofi levanta la mirada y la observa con asombro, eso hace que Lina sonría—. Lo sé —asiente contestando la pregunta silenciosa.

—Lina... —No la deja terminar, la calla levantando la mano.

—Después hablamos —Se da vuelta y lo mira a Tony divertida—. Bueno, como te decía, hoy necesito que te quedes un par de horas más, tengo que preparar la sorpresa para Alex y necesito tu ayuda aquí, ya que Sole no está —entona sonriendo por su osadía.

— ¿Estás segura que vas a hacer eso Lina?

—Segurísima.

— ¿Qué vas a hacer? —curiosa Sofi.

—Tony te va a poner al día, ahora me voy a adelantar el trabajo, tengo que tener el pedido preparado para la tarde y poder quedar libre —responde, frotándose las manos de la emoción.

— ¿Debería temer por la salud de Alex? —pregunta la joven, contagiándose de la emoción de Lina.

—Siempre —Le guiña un ojo y sale disparada para su oficina sin perder más tiempo.

—Está loca —entona Tony negando con la cabeza.

—¿Qué va hacer?

—Una locura, qué más se puede esperar de Lina.

—Habla, Tony, córtala con el suspenso —le i***a sin aguantar la intriga. Este se ríe y sale para la cocina divirtiéndose por la poca paciencia de Sofi para saber qué se trae Lina. Sofi sale corriendo atrás—. ¡Tony, no seas malo! —le grita en su espalda, mientras él entra en la cocina y ella sale disparada hacia ese lugar también.

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