A las doce de la noche, Sofi bajaba de un auto importado en la puerta de su edificio, al entrar, siente que unos brazos fuertes la rodean por la cintura y la meten con brusquedad en el ascensor. Casi no respiraba del susto, su mente iba a toda velocidad pensando en todo lo que podía llegar a hacer ese hombre y peor, si ese hombre sabía quién era ella. Estaba muy asustada y no encontraba manera de escaparse de su supuesto secuestrador, ni mucho menos encontraba palabras para decirle que le iba a dar todo lo que él quisiera. Una vez dentro, su secuestrador la suelta en el suelo y se deja ver poniéndose delante con el ceño fruncido y la mandíbula tensa.
Sofi al ver y comprender de quién se trataba, reaccionó de una manera que ni ella sabía que podía llegar a salir de su interior. Con el puño cerrado y toda la rabia contenida en este, le encesta un puñetazo en cara. Bueno, esa era la idea, pero los reflejos del chico fueron más rápidos y la intercepta a centímetros de su rostro con los oj