Luego de hablar con Gaby, Ian reunió la otra parte de su promesa y llamó a Lina sin dejar pasar más tiempo, la chica de su primo contuvo el aliento, mientras el rubio le explicaba todo lo que había pasado, al tiempo que se dirigía al hospital para llegar a su mujer. Lina estaba mirando alternativamente entre Mateo y Aye que estaban en un claro desafío de miradas.
—Ian —murmura Lina en cuanto él terminó de ponerla al tanto de todo—, yo me encargo de Mateo, ve al hospital y quédate con ella y, por supuesto deja que Gaby encuentre al hijo de puta ese.
—Lina, sé que debo estar con mi mujer, pero quiero tener a ese hijo de puta en mis manos y hacerle el mismo o más daño del que le hizo a Sofi.
El rubio no puede ocultar la furia que siente y también la culpa, porque él debería haberla acompañado, no debería haberla dejado sola para que buscara lo que le faltaba, él debería haber insistido cuando ella le dijo que iría por su cuenta, era deber de Ian cuidar de su familia, proteger a su mujer.
—Ian, escúchame con atención. Ella necesita a su hombre a su lado, necesita sentirse protegida, necesita la compañía de su marido en este momento…
Ian la interrumpe con una risa seca y sin gracia.
—¿De qué estás hablando? Si su marido no la protegió cuando debería hacerlo.
—Eso no es verdad, Ian. No me hagas llegar hasta donde estas y golpearte duro en las pelotas hasta que la sangre se te suba de nuevo a la cabeza —Ella suspira—. Solo hazme el favor de estar con ella y dejar que Gaby se ocupe. Yo voy a hablar con los demás y vamos a estar todos apoyándote. ¿De acuerdo? —Lina puede escuchar como los engranajes de Ian hacen su camino y teme que no le hiciera caso.
—Está bien, voy a ocuparme de mi mujer —suelta como si soltara todas sus fuerzas al decir esas palabras.
—No te preocupes, todo en esta vida se paga.
El rubio no entendió muy bien lo que Lina quiso decirle con esas palabras, es decir, ¿lo decía como si fuera algo malo y era dirigido a el hombre que violentoó contra Sofi? ¿O hablaba como si fuera algo bueno y lo decía por él siendo recompensado por todos ellos como una familia? No lo sabe, pero de seguro que podía unir esas palabras, en ambos casos, iba a estar bien.
Lina, al finalizar la llamada, sin poder evitarlo dirige su mirada a Mateo que la está mirando de manera profunda, trata de escapar de su mirada y la posa en su hija, pero ella también la está mirando de igual forma y sabe muy bien que habían escuchado y no había manera que saliera invicta de ellos.
—¿Qué pasó con mi mamá?
Mateo fue directo al punto y Lina se estremeció sin poder evitarlo, no quería ser ella quien diera las malas noticias, pero debía hacerlo. Deja escapar un leve suspiro y se acomoda en el sofá dejando el celular en la mesita de café.
—Ven aquí —le pide golpeando el sofá a su lado. Mateo le hace caso, aunque con vacilación, en cuanto se sienta, la castaña posa una mano en la rodilla del niño— Mati, tu mamá está bien, ella está en el hospital en este momento—Mateo cierra los ojos y se levanta con velocidad del sofá—. Mateo, ella está bien, le quisieron robar, pero no fue nada grave. Ian está allí con ella ahora mismo.
—Él me prometió que cualquier cosa que le llegara a pasar me lo iba a decir —reprocha el niño apretando los dientes.
—Mati, por eso me llamó. Para avisarme lo que pasaba. Estaba manejando no podía hablar por demasiado tiempo —Lina se levanta del sofá, se acerca a él y le pone una mano en el hombro al chico—. No le echemos la culpa de lo que le pasó a tu mamá al primero que tengamos más cerca —Le da una media sonrisa y Mateo la mira por un instante entendiendo que ella tenía razón, lo que estaba haciendo era volcar la rabia que sentía por lo que le sucedía a su madre con el hombre que no había llegado a cumplir una estúpida promesa y de que según no lo hizo por tener otras cosas más importantes en la cabeza como la de Sofi golpeada en el hospital. Mateo asiente y deja escapar el aire que, sin darse cuenta de que estaba reteniendo.
—Quiero ir a verla —pide mirándola directamente a los ojos.
—Está bien —Lina asiente con la cabeza dedicándole una sonrisa tranquilizadora y se dedica a prepararlos para salir hasta el hospital y avisar a los demás como le prometió a Ian.
Ella no sabe si hace bien en llevar a Mateo al hospital, de hecho, sabe que no es muy correcto, sin embargo, no puede negarse a ese pedido; era su madre y tenía todo el derecho del mundo a estar junto a ella en los malos momentos como estos. Por lo que una vez que estuvieron listos para partir, salieron de la casa de Ian sin más preámbulos para llegar al hospital.