Muerde el labio inferior femenino, casi al punto de hacerlo sangrar. Con una mano habilidosa, Alex le desabrocha el sostén, todavía la tiene aprisionada contra la pared, pero la deja en el suelo para que sus dos manos vayan a las tiras del sostén y lo hagan desaparecer. Aprieta con rudeza todo su duro y trabajado cuerpo al de Lina, pegando cada extremidad en el lugar indicado como para hacer saltar los sentidos de la chica.
Lleva las manos de la joven por encima de su cabeza y las pega en el muro, sosteniéndola por las muñecas con una sola mano. Comienza a provocarla pasando su lengua por los labios de la chica, pero sin besarla en realidad. Ella quiere atrapar la boca masculina con la suya, sin embargo, él se escapa tirando la cabeza hacia atrás. Lina jadea en protesta y él sonríe satisfecho. Con la mano libre recorre el cuerpo de la joven por su costado, bajando hasta llegar a su tanga. Envuelve la tira en un puño y tira de ésta arrancándosela sin miramientos.
—Voy a enseñarte a provocar —atrapa la boca de Lina con la suya y cuando ella va a ser participe a su lengua, Alex se tira para atrás llevándose el labio inferior de ella con él y luego chasquea la lengua—. Perdiste la oportunidad de llevar el ritmo, ahora es mi turno —Se quita el bóxer y apoya su dura erección en el sexo de Lina, justo cuando iba a replicar, la hace callar y vuelve a mostrar su sonrisa arrogante—. Tu cuerpo todavía te traiciona —le señala con suficiencia y se mueve apretándose más a ella, pero sin darle lo que quiere. Lina mueve las caderas buscándolo, sin embargo, Alex con una mano la pega a la pared haciéndole perder movilidad—. Todavía no quieres reconocerlo, pero tu cuerpo reacciona a mí y no a ti —Vuelve a moverse haciéndole sentir lo excitado que está por ella.
—Eso no es verdad —jadea Lina.
Alex se separa un poco de ella y la observa elevando una ceja.
—Ah, ¿no? —Lina niega con la cabeza y Alex suspira.
Lleva un dedo al cuerpo de ella haciendo bajar con solo un roce, provocando que la piel femenina se erice. Alex la mira al notar la nívea piel erizada y eleva una ceja esperando que ella lo reconozca, pero está claro que no va a hacerlo. Llega al centro femenino y lo rosa, lo suficiente para que ella se moje aún más y moje el dedo de Alex, Lina mueve de nuevo sus caderas en busca de satisfacción. Alex quita el dedo dejándola deseosa y se lo lleva a la boca degustando el dulce néctar.
—Creo que mi teoría esta comprobada —Antes que ella pueda decir alguna cosa, atraca su boca, dándole a probar su teoría.
Esta vez, cuando Lina hace participar a su lengua, él no se hace a un lado y la toma con gusto. La besa con vehemencia y fiereza. Aprieta su cuerpo al de ella, queriendo así, que ella lo sienta por todos lados. Con la mano libre la toma de la cintura y la alza obligándola a que envuelva sus caderas con las largas piernas. Le suelta las manos para que se sostenga de sus hombros y aprieta sus nalgas al tiempo que la penetra de una sola estocada llegando hasta el fondo. Ambos gimen ante la sensación.
—Voy a cogerte hasta que pierdas la cordura —murmura el joven embistiéndola con fuerza.
—Creo que ya la perdí —jadea ella.
—Entonces habrá que recuperarla para después hacértela perder otra vez —Hace movimientos circulares de caderas, al tiempo que muerde su pezón haciéndola gritar—. M****a, Lina, te extrañé tanto que no puedo controlarme —sisea apretando los dientes.
—No te controles —le pide ella.
Con un gruñido la despega de la pared y la lleva a la cama. La coloca con el estómago hacia el colchón y se trepa a su cuerpo. Con sus manos abre más las piernas, para luego hundirse en ella. Toma las manos de la chica, las lleva hacia arriba a la altura de los hombros y entrelaza los dedos; los aprieta tan fuerte, ambos se aprieta los dedos con demasiada fuerza que tienen los nudillos blancos. Las estocadas de Alex son cada vez más brutales, sus cuerpos sudan. Alex clava sus dientes en el hombro de la chica y Lina muere la almohada.
Con gritos, gruñidos, jadeos y gemidos se dejan ir al unísono. Sus cuerpos tiemblan al compás y sus pulmones lloran por aire.
Alex se deja caer sobre el cuerpo de Lina, escondiendo la cabeza en el cuello de ella.
—Como te necesitaba —le susurra Alex al oído.
—Sí, yo.
Alex besa su hombro con suavidad, luego debajo de su oreja, su mejilla, si cuello y Lina siente como vuelve a palpitar dentro de ella.
—Alex —chilla al sentir que se está excitando otra vez.
—¿Que? —entona despreocupada—. Me tuviste en abstinencia casi veinte días. ¿Qué esperabas? —Lina se ríe y él sale de ella dándole la vuelta, quedando frente a frente—. Dime que no te hice daño —le pide acariciando su mejilla, mientras le acomoda un mecho de pelo pegado por el sudor.
—No me hiciste daño —le sonríe.
—Ángel, dime la verdad.
—Estoy bien, de verdad.
—Segura? —pregunta, preocupada sin dejar de acariciarla.
—Segura —repite Lina—. No me duele nada, solo siento un poquito de resentimiento en algún movimiento —Alex va a hablar, pero ella se le adelanta—. No es dolor, es más, me excita mucho más sentirlo.
—Ángel —la nombra soltando un suspiro, sonriendo de costado. Apoya su frente en el hombro de la chica—. ¿Qué voy a hacer contigo? —pregunta fingiendo resignación.
—Cogerme hasta perder la cordura —le contesta en un murmullo ronco.
Alex levanta la vista y la mirada fija perdiéndose en el gris, casi transparente de esos hermosos ojos. Aunque no lo dijeran en voz alta, ya habían perdido la cordura el uno por el otro. Hace mucho tiempo que estaban fuera de sí. Y así funcionaban ellos.