Capítulo 118

—Sofi —se escucha la voz de su mejor amigo.

—Tony —chilla esta y sale corriendo hacia su amigo.

—Felicidades. Al fin se ponen de acuerdo —le susurra al odio, la joven asiente moviendo la cabeza que tenía escondida en el pecho de él—. ¿Cómo estás?

—Feliz —exclama con los ojos brillando y extasiada de felicidad y amor.

—Se nota —mira por detrás de ella—. No hubiera estado mal que el esposo corriera a abrazarme —ella lo pellizca en el estómago—. Auch —chilla él.

—Vengo a abrazarte yo y quieres que lo haga mi esposo? —pregunta medio en broma.

—Espera, no me dejes terminar. Dije que no estaría mal que tu esposo hubiera corrido a abrazarme, también. ¿Entiendes? —miente con descaro.

—Eres incorregible —sonríe ella.

—Lo sé, por eso me amas —articula con suficiencia—. Vamos con los demás —Pasa un brazo por sus hombros y se acercan a sus amigos, que ya se encontraban en medio de la pista, bailando y riendo.

Llegada la noche, Sofi se situaba en una silla deleitando sus ojos, observando con detenimiento a toda su familia. Su abuela estaba hablando con Vicente y un grupo de personas de las que pertenecían a la empresa, seguro que hablaba de trabajo, ni un día de descanso se tomaba y no les dejaba tampoco a los demás. Mas allá Mateo jugaba con Marcelo y, Helena con Aye, estaban los cuatro juntos, pero separados a la vez en dos grupos, uno de mujeres y otro de hombres. Ian estaba conversando con el padre de Natasha y ella, estaba bailando muy acaramelada con un chico que ella desconocía, pero pronto iba a averiguar quién era.

Sole y Erik bailaban sin dejar de robarse besos y lanzarse miradas de amor. Lina y Alex reían, ella chillaba porque Alex la alzaba sobre su hombro y le hacía cosquillas en las caderas con su mano libre. Gaby… Entorna los ojos para verlo mejor. Gaby tenía su boca sobre la boca de su amiga María. Sofi sin poder creerlo se lleva las manos a la boca.

«No cambia más lo ligerita» piensa viendo a su amiga.

—¿Se puede? —la voz de Carmela le obliga salir de sus cavilaciones.

—Sí la mujer toma lugar en un asiento al lado de ella.

—Fue una boda hermosa —Le palmea la rodilla—. Fue un gesto digno el haber traído a todos tus amigos y la llamada a tus niños también lo fue—le indica la mujer.

—Sí, lo fue —Se sonríe—. No tenía ni idea, pensé que solo íbamos a ser nosotros cuando me lo propuso y al final terminó trayendo a todos —Sofi suspira—. Tengo mucha suerte —suelta más para ella misma.

—Tienes mucho amor, no suerte. La suerte es para los mediocres.

—Ya hablas como uno de los hombres de Vicente o de mi abuela. Si cambias amor por éxito te espera una silla en el directivo de la empresa —la mujer se carcajea al escucharla hablar así.

—Es lo que pienso y ni por casualidad me metería en esa empresa —Toma aire llenando sus pulmones-; no es para mí, creo no es para ninguna mujer —Levanta la vista y hecha un ojo a Regina—, bueno solo para tu Nonna.

—Cambiaron mucho las cosas esta última semana —expresa Sofi mirando a su abuela—, y para bien, ella cambió conmigo, aceptó a Mateo y a Ian. Deberías ver como juega con Mateo al Xbox, bueno en realidad Mateo le está enseñando, pero es tan… No sé, tan impresionante ver a mi abuela reír, como lo hacía antes de que…

—No pienses en eso —interrumpe Carmela—, es tiempo de dejar el pasado atrás y mirar hacia delante. Todo se ve mejor cuando se alejan los malos pensamientos.

—Tienes razón y este día es el ejemplo más cercano.

—Por supuesto que sí, mi niña —le sonríe—. Me alegra mucho que se haya arreglado las cosas con tu nonna.

—¿Interrumpo? —pregunta Vicente.

—Para nada —Sofi le dedica una sonrisa.

—¿Estaban tomando el papel de esas mujeres que se ponen a chismorrear en las fiestas sobre los demás? —curiosea con diversión conforme toma asiento al lado de su mujer.

—Algo así —le contesta su mujer sonriente.

—Tienes unos amigos maravillosos, Sofi —le hace saber Vicente.

—Lo sé.

—Estuve hablando con ellos, ese Gaby, amigo de tu esposo, es bastante… peculiar; Tony, es todo un personaje; Lina, esa chica es dura, pero sus ojos te dicen otra cosa, y su marido Alex, es un hombre de etiqueta, se nota que es importante, ellos son algo…

—Particular —interviene Sofi—. Lo sé. Son una familia, son buenas personas, todos ellos.

—Eso se nota —entona Carmela—. Viajaron hasta aquí para tu boda, para estar este día contigo, se los ve muy unidos a todos ellos.

—Tengo mucha suerte —musita, repitiendo los de había dicho antes.

—¿Podrías decirme quien es esa rubiecita que está secuestrando a Gaby? —habla Lina interviniendo en la conversación de ellos.

Sofi la mira y luego mira donde estaba Gaby con María, solo que ahora se estaba escurriendo más allá de donde podían ver los ojos humanos.

—Es María.

—Por el bien de ella que sepa lo que sigue.

—¿De qué hablas?

—Es tu amiga, ¿verdad? —Sofi asiente—. Gaby no se tiene que meter con las amigas de la familia, siempre se lo he dicho, él todavía no está listo para ser hombre de una sola mujer.

—No te preocupes, María tampoco es mujer de un solo hombre —ellas se miran y se sonríen.

—Ah, disculpen, los interrumpí —dice al darse cuenta de lo que había hecho.

—No hay problema, es lindo ver como se preocupan por alguien —Vicente le sonríe y ella le devuelve la sonrisa.

—Te he estado buscando —le susurra Alex al oído envolviendo la cintura femenina con sus fuertes brazos por detrás, al momento que Ian le daba un beso en la mejilla a Sofi.

—Ya me has encontrado —esboza ella dándose vuelta para abrazarlo.

—Que maravilloso ver tanto amor en personas tan jóvenes —exclama Carmela con una sonrisa.

Sofi mira a su alrededor y observa que la mujer tiene razón, en todo el lugar se destilaba un inmenso amor, por donde mires. No era solo su amor por Ian, era también el amor que sentía por Mateo, por su abuela, por sus amigos, por su familia y también el amor que le brindaban a ella y el que se brindaban mutuamente.

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