Capítulo 19. Un guardián
Olga entró en ese momento con una bandeja con pastel y café y Santiago se deshizo en halagos para la doña disimulando su conversación.
La advertencia de Santiago dejó a Irina fría, y debía disimular delante de su madre.
Santiago con desenvoltura sonreía con su madre, se mostraba tranquilo, como si no acabara de arrojar otra granada a Irina.
Irina temblando tomó la taza de café de la mesa y la derramó, fue sin querer, pero conveniente ya que Olga de inmediato corrió a la cocina a buscar el trapeador.
— ¿Me quieres decir que mi madre corre peligro? —Preguntó susurrando.
—No solo tu madre, Irina, también tú, y tu hijo. Por eso no puedes irte.
Olga regresó a limpiar el desastre.
— ¿Detective, usted puede ayudar a mi hija? Existe alguna manera de borrar esas páginas del internet.
—No es posible señora Olga, pero solo son comentarios de gente sin oficio ni compromiso. Le he dicho a Irina que lo mejor es que se quede, que continúe trabajando acá, en New York.
—