Capítulo 147. La verdad que quema
En la mansión Salvatore, Irina y Rachel tuvieron un momento mientras el equipo necesario para atender a Isabella llegaba.
Matilde les hizo café y vigilaba a Isabella que ahora descansaba con medicamentos conectados por intravenosas.
Rachel saludó a los niños que estaban entusiasmados por la perspectiva de transformar la casa en un mini hospital.
Finalmente Irina desde el un sillón en una cómoda terraza veía hacia la entrada, esperando que Alex regresara, esperando saber de Bianca.
Saber qué haría con su vida.
Irina se recargó en el respaldo del sofá, exhalando con cansancio. Todo en su vida se sentía como un rompecabezas incompleto, piezas sueltas que nunca encajaban del todo.
Rachel, con su actitud despreocupada, la observó con curiosidad.
—Tu vida es muy diferente a como era antes —declaró, acomodándose en el sillón con una taza de café en mano.
Irina apretó los labios.
—Tengo que aparentar ser la hija feliz de Marco.
Rachel levantó una ceja con interés.