Jamás se me pasó por la cabeza que los preparativos para una boda pudieran ser tan… caóticos. Y eso que, supuestamente, todo estaba bajo control.
Por ahora.
Bueno, al menos en teoría. En la práctica, Karina estaba a punto de quedarse sin cabello por el estrés que ella misma se había atribuido. Sin importar cuántas veces Donovan le dijo que podía contratar a personas calificadas para organizar el evento a tiempo, ella hizo caso omiso a sus palabras y se convirtió en la mejor wedding planner del país entero. Tenía apenas dos semanas para organizar lo que Donovan —y los medios amarillistas— ya habían bautizado como la boda del año.
Y no, no exageraban. Cada proveedor, cada detalle, cada flor… todo debía rozar la perfección.
Todo tan diferente a cuando me casé con Adrik. Aquella boda que no deseé, que no quería y que nunca disfruté. Literalmente solo tuve que aparecer el día del evento y decir que sí.
Ahora era todo lo contrario.
Esta vez me iba a casar con el hombre que amaba, y una de m