—¡Felicidades, Cassia! —El cálido abrazo de Elena me hizo sonreír por primera vez en todo el día. Realmente, fue una mañana bastante extraña—. Sabía que lo conseguirías.
¿Exactamente qué conseguí?
—Es que no lo entiendo... No apliqué para el puesto de secretaria, no tengo la experiencia necesaria, ni siquiera para ser una asistente en prácticas. —Le conté mi mayor confusión a la mujer frente a mí después de separarme de su abrazo. Rodeé la mesa del comedor y me senté. En segundos, tuve un humeante plato de crema de verduras frente a mí. Sonreí, sintiéndome renovada al instante. Jamás pensé que vivir con Elena me haría sentir tan bien; ella me infundía demasiada tranquilidad—. Hasta el chico que me entrevistó estaba confundido. Me había rechazado al echarle un vistazo a mi currículum e incluso me dijo que había dos personas que estaban mejor cualificadas que yo, pero entonces recibió una llamada y... ¿Elena, y si se trata de alguna trampa de Adrik?
Nada de esto tenía sentido. ¿Por qué