—Ehh... ¿Señor, la conoce? —Un confundido Max preguntó, viéndonos de un lado al otro.
Mientras tanto, yo seguía en shock. Jamás pensé que tendría la oportunidad de volverlo a ver, no después de haber cortado todo tipo de relación con él, y mucho menos que terminaría trabajando en su compañía.
¡¿Cuándo fue que fundó una?!
Él odiaba estas cosas; fue por esa razón que le cedió el puesto a su hermano.
Su hermano... ¡Adrik!
Si Donovan me había visto, solo era cuestión de tiempo para que Adrik se enterara. Estaba dentro de la familia Gavrilov; quizás Donovan no diría nada, pero en algún momento algún miembro de su familia vendría, me vería y entonces... ¡Adrik vendría por mí!
—No lo sé... Díselo tú, Cassia. ¿Nos conocemos? —Me tensé al escuchar aquel tono de voz tan bajo y helado, como un iceberg en medio de la Antártida.
¿Por qué parecía como si me estuviera advirtiendo?
¿Qué demonios debo decir?
Admitir que lo conocía frente a todos era dar carta abierta a que todos se enteraran de que er