Si bien la intervención de su hijo la sorprendió, Brianna lo levantó y le mostró la foto.
—Así es, cariño —murmuró—. Es ella. —Señaló a la dama en la foto.
Evan se echó un poco hacia adelante y abrió los ojos de par en par, para luego volverse a su madre con evidente sorpresa.
—¡Mami, de verdad se parece a ti! Quizá sea tu doppelganger —comentó el pequeño con rara ilusión.
Eso hizo a la rubia soltar una risita.
—Cariño, pero doppelganger es cuando las personas son más o menos contemporáneas.
Las mejillas del pequeño enrojecieron al darse cuenta de su error.
—¡Ay, tienes razón!
Su carcajada aligeró el ambiente pesado que hasta entonces reinaba en la sala.
Se acercó de nuevo a la foto y la escudriñó con más atención.
—Pero se parece mucho, mami —murmuró—. Los misterios de la genética —comentó, cual sabio, lo que llamó la atención de Brenn.
—Dices palabras muy rebuscadas para solo tener casi cinco años —comentó el señor, mirando al pequeño con genuina curiosidad.
Evan, de nuevo contrario