Tras unas semanas, la conmoción en torno a los Beresford se tranquilizó un poco, y las aguas parecieron volver a la calma, aunque eso solo pasaba de puertas para afuera.
Con dos nietos muertos, dos hijos en la cárcel y un lío amoroso mezclado con tretas y promesas, los Beresford y los Bright todavía eran tema de conversación entre las familias de la alta sociedad, quienes no dudaban en despedazarlos en la intimidad, porque ante el ojo público, a pesar de la crisis que atravesaban sus empresas, más la de los primeros, seguían siendo de las familias más poderosas.
Pero este día algo era diferente.
Luego de que Owen muriera por sus heridas, Ivette fue acusada de asesinato e intento de asesinato contra Brianna, entre otras cosas. Ezra seguía en el hospital, más muerto que vivo y sin una pierna, y de Dalila no se sabía nada. Algunos chismosos decían haberla visto en un bar bebiendo hasta desmayarse, pero nadie podía confirmar.
Bri y Kane bajaron del ascensor en un segundo sótano, y siguier