La vida de Oliva Stewart no ha sido nada fácil, ha tenido que pasar por muchas carencias en toda su vida, crecer en un orfanato no fue para ella uno de sus mejores recuerdos, pero la han hecho más fuerte. Sin embargo, sus malas decisiones la hicieron meterse con un hombre equivocado, haciendo que ella le sirva en todo momento para acabar con uno de los millonarios más importantes del país. Liam Peterson es un empresario, millonario, exitoso, excéntrico, arrogante y con ganas de más poder. Es guapo y mujeriego, no obstante, le cerró las puertas al amor debido a su pasado y un mal recuerdo. Olivia y Liam empezarán a jugar un juego sin dejar ver sus cartas, ¿Qué podría salir mal? Ella decidida a acabar con él y Liam seguro que solo quiere una noche con ella.
Leer másOlivia Steward corrió lo más rápido que pudo, evitando que ellos la alcanzaran, cayó un par de veces, pero los gritos eran en vano porque la oscura noche no permitía que ella fuera vista.
Tan pronto vio un bote de basura corrió, era meterse ahí y dejar que aquellos hombres se alejaran, o que la siguieran golpeando aún más.
Abrió la tapa y metió su maltratado cuerpo, no dejaba de maldecir todo por lo que estaba pasando, si tan solo pudiera regresar el tiempo atrás de seguro y ella no estaría ahora en ese lugar.
Su pecho subía y bajaba desmesuradamente. A tan solo unos pasos estaban aquellos hombres, que juraban que la acabarían si la encontraban.
«Diosito por favor hazme invisible, sé que no te debería estar pidiendo esto, solo una vez más y te juro que no vuelvo a pedirte nada». Olivia respiró profundo una vez más y llevó las manos a su boca, sabía que tenía que aguantar demasiado, los hombres de Jackson cada vez estaban más cerca.
—¡Ahhhh! —El fuerte dolor en su vientre hizo que ella dejara salir un aullido.
Maldijo internamente, al sentir que la caneca en la cual estaba, fue tirada al piso. El cuerpo de Olivia cayó al piso en medio de la basura maloliente.
—¡Vaya!, ¡vaya!, ¡así que aquí se escondía la princesita!, al jefe le va a encantar saber que ya encontramos a la rata.
Los ojos de oliva una vez más se encharcaron al ver que todos su esfuerzo había sido en vano, ya no podía hacer nada, a pocos metros un auto negro con las luces encendidas se estacionaba y ahí estaba el hombre que le haría ver si propia suerte a Olivia Steward.
—¡Ahhh! —Los gritos desgarraban la garganta de Olivia al ser arrastrada por los hombres de Jackson para presentarla ante su jefe.
—¡Por favor!, no más, por favor —dijo en medio del llanto, justo cuando ante sus ojos estaba el mismísimo lucifer, Jackson la miró una vez más con bastante desprecio.
Jackson la empezó a rodear como cazador a su presa, llevaba tiempo esperando poder cobrarle a aquella mujer todo lo que le había hecho, claramente no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Jackson hizo que sus hombres tomarán a Olivia hasta verla de rodillas ante él.
—¡Así que la princesita pensó que podía escapar, de mi! —habló Jackson, tomando fuertemente del mentón de Olivia.
—¡No!, por supuesto que no, ¡te pedí tiempo!, y tu solo quisiste esperar —exclamó Olivia, mientras a su mente llegaba la imagen de aquel día, aquel día en que le vendió su alma al diablo.
—Como te parece princesita que el tiempo que me pediste hace tiempo expiró, ahora me voy a cobrar lo que me pertenece.
Por más que Jackson escuchara los gritos de Olivia, no se inmutó para nada, al contrario pidió a su hombres que la llevarán a esa bodega, la misma donde solía acabar con sus peores enemigos.
Olivia se había dado por vencida, después de todo la muerte sería la única manera de escapar de ese mundo de tristeza y dolor, ese mismo mundo que nunca la amó, y que permitió que ella estuviera ahora en manos de Jackson.
La noche llegó rápido, y Olivia seguía atada a una de las silla en la mitad de una bodega, por su mente pasaron tantas cosas que aún seguía maldiciendo por dentro, su boca estaba seca y llena de sangre, lo único que quería era que Jackson acabara con ella de una vez por todas.
Su cuerpo tembló de frío al sentir que estaba mojada por agua completamente helada, quiso gritar, pero su boca al igual que sus ojos todavía seguían vendados.
—¡Déjenme a solas con la princesita!. —La voz ronca de Jackson hizo que una vez más su cuerpo se estremeciera de miedo.
Segundos después la luz cegó casi por completo sus ojos, pero aún así los abrió y fue ahí donde vio a Jackson, sentado observándola de la manera más serena posible, cosa que llamó su curiosidad.
—¿Que esperas para matarme?, no tengo tu dinero, y mucho menos voy a terminar de entregarme a ti —gritó Oliva.
Aparentemente ya estaba más que resignada a que era cuestión de horas para morir.
—¡Estás equivocada princesita!, es más puedes respirar tranquila, no te pienso matar, al menos no por ahora. Claro está, eso lo pensaré con el tiempo.
Olivia alzó su mirada y miró totalmente confundida aquel hombre que se mostraba como el mejor de los hombres.
—¿No entiendo qué quiere decir?, si piensa que me voy a entregar a usted, ya le dije, prefiero que me mate en este momento —vociferó Olivia. Ella nunca lo haría en su sano juicio.
Los ojos de Jackson se iluminaron por escasos segundos, pero era hora de echar andar su plan y Olivia era la mujer perfecta para ello.
Se puso de pie y una vez más la rodeó, aguantándose las ganas de no tomarla en ese mismo momento y dejar salir ese amor que lleva guardado en su pecho.
—Lo que te voy a pedir es muy fácil, vas a enamorar a mi primo, y así tu deuda conmigo quedará saldada.
Los ojos de Olivia se abrieron de par en par, no podía creer lo que acababa de escuchar.
—¿Acaso te volviste loco?, yo no soy una prostituta, si lo dices por el dinero, te juro que lo devolveré —dijo aguantandose las ganas de caerle encima y acabarlo con sus propias manos.
—Entonces tendrás que elegir, los niños a los que proteges tanto, o enamorar a mi primo. —Una sonrisa enorme se dibujó en la cara de Jackson, él sabía muy bien que la belleza de Olivia destruiría por completo a Liam.
Vaya ahora sí Olivia estaba entre la espada y la pared, si precisamente ella estaba ahora ahí, era por esos niños, los mismos que no tenían a nadie a quien los defendiera.
—¡Está bien!, pero a cambio quiero que me prometas no tocar a los niños —exclamó Olivia.
—Está bien, claro está, depende de tus habilidades para enamorar a mi primo.
Si en algún momento de mi vida decido mirar hacia atrás, no sé si reír o llorar, aunque creo que haría las dos, definitivamente lo llamaría resiliencia.Es lo que tuve que afrontar para conocer el verdadero amor, mi amor verdadero, y aunque sentí que mi vida se iría con ella ese día que por poco la pierdo, nuestro amor fue mucho más grande, y por supuesto la perseverancia de Paula.Aunque puedo decir que valió la pena cada segundo de mi vida, cada día, el dolor logró hacerme mucho más fuerte, o mejor dicho hacernos mucho más fuerte.—¿Qué tanto haces Liam?, subiste por la pañalera! ¡Liam!. —Me giré y vi a mi bonita, definitivamente hoy luce mucho más hermosa, claro está tiene sus dolores de parto y está sufriendo mucho.—¡Lo siento bonita!, ya voy —exclamé, deje el collar que le pienso dar después después que dé a luz a nuestros gemelos. Tome la pañalera y corrí hacia las escaleras.—¡Liam! —El grito agudo de Olivia hizo que me detuviera de inmediato.—¿Qué sucede, bonita ? —dije re
Liam bajó del auto, su corazón latía a mil por segundo, algo en su pecho le decía que Olivia no estaba bien, que ella podría estar en peligro. Su corazón se lo decía, su cuerpo se lo decía, sin dudarlo un segundo corrió por las escaleras, apenas eran cinco pisos, así que prefirió subir las escaleras al notar que el elevador se demoraba en bajar.La desesperación que Liam sentía era intensa, descomunal y terriblemente inquietante. Tan pronto llegó al piso donde estaban viviendo Paula y Olivia caminó rápidamente, su corazón amenazaba con salirse de su pecho si no veía a Olivia, Liam se detuvo de inmediato al notar que la puerta se encontraba de par en par, algo le decía que no estaban bien, quiso entrar en pánico, Olivia y su bebe vivían allí.Él entró rápidamente, miró a todos lados y solo escuchó los gritos que provenían del baño. Liam corrió rápidamente, la puerta tenía seguro y no podía abrirla, así que levantó su pierna derecha y empezó a golpear la con fuerza, logrando tirarla ab
Los ojos de Liam brillaron con gran intensidad al escuchar la noticia de Olivia estaba embarazada, su corazón latía con fuerza, una sonrisa fue la mejor opción para demostrar su evidente alegría.Liam y Leonardo se abrazaron fuertemente, no eran los mejores amigos, y aún así, Leonardo le acaba de dejar el camino libre para que reconquistara a su esposa.Jackson, sonrió con malicia, el oficial a cargo de su custodia acaba de recibir una gran cantidad de dinero a cambio de dejarlo escapar.—¡Está tarde podrá salir sin que nadie note su presencia, ya todo está arreglado —dijo el oficial.—Muchas gracias oficial, fue un gusto hacer tratos con usted —exclamó Jackson.Olivia había vuelto a casa junto con Pulsa, Héctor se había ido junto con Leonardo, el quería despedirlo en el aeropuerto, así que solo estaban las dos mujeres solas en su apartamento.Héctor abrazó una vez más a Leonardo, era imposible no sentirse roto, una vez más se estaba separando de su hermano .—¡Piénsalo mejor!, ¡Queda
Liam caminaba de lado a lado, había pasado una semana, una maldita semana en dónde no sabía absolutamente nada de Olivia. Se había prometido darle espacio, el cuál para el ya había Sido suficiente, lo único que estaba haciendo era que Leonardo cada día estuviera más cerca de Olivia y eso hacía que mordiera de rabia Olivia sonrió al ver que Paula caminaba, lentamente, era imposible no sonreír, en apenas una semana las dos se habían convertido en las dos mejores hermanas.—¡Olivia!, ¿Deberías ir al médico?, es la quinta vez que te da mareo en dos días, y creo que no es normal, estoy segura que algo malo tienes —dijo Paula con bastante preocupación.Olivia hizo una mueca de desagrado, y siguió picando las verduras, pronto llegarían Leonardo y Héctor, así que la cena debería estar lista.—Ya te he dicho que no tengo absolutamente nada, solo es un simple mareo —respondió Olivia.—Le diré a Leonardo que te lleve al médico así sea arrastras —bufo Paula mientras caminaba lentamente hacia la
Olivia caminó hasta estar cerca de la cama de Paula, quien la miraba con bastante curiosidad.—¡Gracias!, el médico me dijo que fuiste tú quien donó sangre para mí —dijo Paula lentamente, estaba débil, todo su cuerpo le dolía.—Era mi deber, y ahora que sé que estás mejor, es mejor que me retire —dijo Olivia, se giró y caminó hacia la salida.—¡Espera Olivia! No te puedes ir, debemos hablar —exclamó Paula.—¡Está bien!, tampoco quiero irme, al menos no, hasta que me digas por qué me llamaste hermanita? —preguntó Olivia, había retenido sus palabras por largo rato, solo quería una sola respuesta, y esperaba a que Paula le dijera.—Te llame así, por qué siento que eres hermana, la cuál perdí hace casi 15 años en un fatal accidente, mi padre falleció ese día, pero mi madre nunca se canso de buscarte, yo le prometí a ella que te buscaría, y creme que nunca descansé —exclamó Paula. Olivia abrió sus ojos como platos, arrugó su nariz y echó su cuerpo hacia atrás no comprendía todo lo que Pau
Liam tenso su mandíbula, quería ir detrás de ella, pero su abuelo lo había impedido, ahora él estaba detrás de un patrulla de policía, mientras Leonardo estaba con ella.Olivia no podía sacar de su mente las palabras de Paula, la había llamado “hermanita”, ¿Por qué la había llamado de esa manera?.Ella al igual que Héctor y Leonardo bajaron del auto y corrieron en busca de un médico.Las horas se estaban haciendo eternas, Héctor caminaba de lado a lado, y aún no sabían nada de Paula. Ella había perdido demasiada sangre, gracias al cielo y Olivia había podido donarle de su sangre. Olivia aún no comprendía como era posible, que ella dos tuvieran el mismo tipo de sangre —¡Olivia!, me gustaría llevarte a un hotel a descansar, recuerda que le donaste sangre a Paula y estás débil —exclamó Leonardo, ella se había quedado dormida en su hombro, realmente estaba agotada, no se iría de ahí, al menos no hasta saber que ella se encontraba bien.—¡No!, al menos no hasta saber cómo sigue ella —resp
Último capítulo